sábado, 19 de diciembre de 2009
viernes, 18 de diciembre de 2009
El golpe más duro
Declaración del leñador interrogado por el oficial de investigaciones de la Kebushi
-Yo confirmo, señor oficial, mi declaración. Fui yo el que descubrió el cadáver. Esta mañana, como lo hago siempre, fui al otro lado de la montaña para hachar abetos. El cadáver estaba en un bosque al pie de la montaña. ¿El lugar exacto? A cuatro o cinco cho, me parece, del camino del apeadero de Yamashina. Es un paraje silvestre, donde crecen el bambú y algunas coníferas raquíticas.
El muerto estaba tirado de espaldas. Vestía ropa de cazador de color celeste y llevaba un eboshi de color gris, al estilo de la capital. Sólo se veía una herida en el cuerpo, pero era una herida profunda en la parte superior del pecho. Las hojas secas de bambú caídas en su alrededor estaban como teñidas de suho. No, ya no corría sangre de la herida, cuyos bordes parecían secos y sobre la cual, bien lo recuerdo, estaba tan agarrado un gran tábano que ni siquiera escuchó que yo me acercaba.
¿Si encontré una espada o algo ajeno? No. Absolutamente nada. Solamente encontré, al pie de un abeto vecino, una cuerda, y también un peine. Eso es todo lo que encontré alrededor, pero las hierbas y las hojas muertas de bambú estaban holladas en todos los sentidos; la victima, antes de ser asesinada, debió oponer fuerte resistencia. ¿Si no observé un caballo? No, señor oficial. No es ese un lugar al que pueda llegar un caballo. Una infranqueable espesura separa ese paraje de la carretera.
Declaración del monje budista interrogado por el mismo oficial
-Puedo asegurarle, señor oficial, que yo había visto ayer al que encontraron muerto hoy. Sí, fue hacia el mediodía, según creo; a mitad de camino entre Sekiyama y Yamashina. Él marchaba en dirección a Sekiyama, acompañado por una mujer montada a caballo. La mujer estaba velada, de manera que no pude distinguir su rostro. Me fijé solamente en su kimono, que era de color violeta. En cuanto al caballo, me parece que era un alazán con las crines cortadas. ¿Las medidas? Tal vez cuatro shaku cuatro sun, me parece; soy un religioso y no entiendo mucho de ese asunto. ¿El hombre? Iba bien armado. Portaba sable, arco y flechas. Sí, recuerdo más que nada esa aljaba laqueada de negro donde llevaba una veintena de flechas, la recuerdo muy bien.
¿Cómo podía adivinar yo el destino que le esperaba? En verdad la vida humana es como el rocío o como un relámpago... Lo lamento... no encuentro palabras para expresarlo...
Declaración del soplón interrogado por el mismo oficial
-¿El hombre al que agarré? Es el famoso bandolero llamado Tajomaru, sin duda. Pero cuando lo apresé estaba caído sobre el puente de Awataguchi, gimiendo. Parecía haber caído del caballo. ¿La hora? Hacia la primera del Kong, ayer al caer la noche. La otra vez, cuando se me escapó por poco, llevaba puesto el mismo kimono azul y el mismo sable largo. Esta vez, señor oficial, como usted pudo comprobar, llevaba también arco y flechas. ¿Que la víctima tenía las mismas armas? Entonces no hay dudas. Tajomaru es el asesino. Porque el arco enfundado en cuero, la aljaba laqueada en negro, diecisiete flechas con plumas de halcón, todo lo tenía con él. También el caballo era, como usted dijo, un alazán con las crines cortadas. Ser atrapado gracias a este animal era su destino. Con sus largas riendas arrastrándose, el caballo estaba mordisqueando hierbas cerca del puente de piedra, en el borde de la carretera.
De todos los ladrones que rondan por los caminos de la capital, este Tajomaru es conocido como el más mujeriego. En el otoño del año pasado fueron halladas muertas en la capilla de Pindola del templo Toribe, una dama que venía en peregrinación y la joven sirvienta que la acompañaba. Los rumores atribuyeron ese crimen a Tajomaru. Si es él quien mató a este hombre, es fácil suponer qué hizo de la mujer que venía a caballo. No quiero entrometerme donde no me corresponde, señor oficial, pero este aspecto merece ser aclarado.
Declaración de una anciana interrogada por el mismo oficial
-Sí, es el cadáver de mi yerno. Él no era de la capital; era funcionario del gobierno de la provincia de Wakasa. Se llamaba Takehito Kanazawa. Tenía veintiséis años. No. Era un hombre de buen carácter, no podía tener enemigos.
¿Mi hija? Se llama Masago. Tiene diecinueve años. Es una muchacha valiente, tan intrépida como un hombre. No conoció a otro hombre que a Takehiro. Tiene cutis moreno y un lunar cerca del ángulo externo del ojo izquierdo. Su rostro es pequeño y ovalado.
Takehiro había partido ayer con mi hija hacia Wakasa. ¡Quién iba a imaginar que lo esperaba este destino! ¿Dónde está mi hija? Debo resignarme a aceptar la suerte corrida por su marido, pero no puedo evitar sentirme inquieta por la de ella. Se lo suplica una pobre anciana, señor oficial: investigue, se lo ruego, qué fue de mi hija, aunque tenga que arrancar hierba por hierba para encontrarla. Y ese bandolero... ¿Cómo se llama? ¡Ah, sí, Tajomaru! ¡Lo odio! No solamente mató a mi yerno, sino que... (Los sollozos ahogaron sus palabras.)
Confesión de Tajomaru
Sí, yo maté a ese hombre. Pero no a la mujer. ¿Que dónde está ella entonces? Yo no sé nada. ¿Qué quieren de mí? ¡Escuchen! Ustedes no podrían arrancarme por medio de torturas, por muy atroces que fueran, lo que ignoro. Y como nada tengo que perder, nada oculto.
Ayer, pasado el mediodía, encontré a la pareja. El velo agitado por un golpe de viento descubrió el rostro de la mujer. Sí, sólo por un instante... Un segundo después ya no lo veía. La brevedad de esta visión fue causa, tal vez, de que esa cara me pareciese tan hermosa como la de Bosatsu. Repentinamente decidí apoderarme de la mujer, aunque tuviese que matar a su acompañante.
¿Qué? Matar a un hombre no es cosa tan importante como ustedes creen. El rapto de una mujer implica necesariamente la muerte de su compañero. Yo solamente mato mediante el sable que llevo en mi cintura, mientras ustedes matan por medio del poder, del dinero y hasta de una palabra aparentemente benévola. Cuando matan ustedes, la sangre no corre, la víctima continúa viviendo. ¡Pero no la han matado menos! Desde el punto de vista de la gravedad de la falta me pregunto quién es más criminal. (Sonrisa irónica.)
Pero mucho mejor es tener a la mujer sin matar a hombre. Mi humor del momento me indujo a tratar de hacerme de la mujer sin atentar, en lo posible, contra la vida del hombre. Sin embargo, como no podía hacerlo en el concurrido camino a Yamashina, me arreglé para llevar a la pareja a la montaña.
Resultó muy fácil. Haciéndome pasar por otro viajero, les conté que allá, en la montaña, había una vieja tumba, y que en ella yo había descubierto gran cantidad de espejos y de sables. Para ocultarlos de la mirada de los envidiosos los había enterrado en un bosque al pie de la montaña. Yo buscaba a un comprador para ese tesoro, que ofrecía a precio vil. El hombre se interesó visiblemente por la historia... Luego... ¡Es terrible la avaricia! Antes de media hora, la pareja había tomado conmigo el camino de la montaña.
Cuando llegamos ante el bosque, dije a la pareja que los tesoros estaban enterrados allá, y les pedí que me siguieran para verlos. Enceguecido por la codicia, el hombre no encontró motivos para dudar, mientras la mujer prefirió esperar montada en el caballo. Comprendí muy bien su reacción ante la cerrada espesura; era precisamente la actitud que yo esperaba. De modo que, dejando sola a la mujer, penetré en el bosque seguido por el hombre.
Al comienzo, sólo había bambúes. Después de marchar durante un rato, llegamos a un pequeño claro junto al cual se alzaban unos abetos... Era el lugar ideal para poner en práctica mi plan. Abriéndome paso entre la maleza, lo engañé diciéndole con aire sincero que los tesoros estaban bajo esos abetos. El hombre se dirigió sin vacilar un instante hacia esos árboles enclenques. Los bambúes iban raleando, y llegamos al pequeño claro. Y apenas llegamos, me lancé sobre él y lo derribé. Era un hombre armado y parecía robusto, pero no esperaba ser atacado. En un abrir y cerrar de ojos estuvo atado al pie de un abeto. ¿La cuerda? Soy ladrón, siempre llevo una atada a mi cintura, para saltar un cerco, o cosas por el estilo. Para impedirle gritar, tuve que llenarle la boca de hojas secas de bambú.
Cuando lo tuve bien atado, regresé en busca de la mujer, y le dije que viniera conmigo, con el pretexto de que su marido había sufrido un ataque de alguna enfermedad. De más está decir que me creyó. Se desembarazó de su ichimegasa y se internó en el bosque tomada de mi mano. Pero cuando advirtió al hombre atado al pie del abeto, extrajo un puñal que había escondido, no sé cuándo, entre su ropa. Nunca vi una mujer tan intrépida. La menor distracción me habría costado la vida; me hubiera clavado el puñal en el vientre. Aun reaccionando con presteza fue difícil para mí eludir tan furioso ataque. Pero por algo soy el famoso Tajomaru: conseguí desarmarla, sin tener que usar mi arma. Y desarmada, por inflexible que se haya mostrado, nada podía hacer. Obtuve lo que quería sin cometer un asesinato.
Sí, sin cometer un asesinato, yo no tenía motivo alguno para matar a ese hombre. Ya estaba por abandonar el bosque, dejando a la mujer bañada en lágrimas, cuando ella se arrojó a mis brazos como una loca. Y la escuché decir, entrecortadamente, que ella deseaba mi muerte o la de su marido, que no podía soportar la vergüenza ante dos hombres vivos, que eso era peor que la muerte. Esto no era todo. Ella se uniría al que sobreviviera, agregó jadeando. En aquel momento, sentí el violento deseo de matar a ese hombre. (Una oscura emoción produjo en Tajomaru un escalofrío.)
Al escuchar lo que les cuento pueden creer que soy un hombre más cruel que ustedes. Pero ustedes no vieron la cara de esa mujer; no vieron, especialmente, el fuego que brillaba en sus ojos cuando me lo suplicó. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí el deseo de que fuera mi mujer, aunque el cielo me fulminara. Y no fue, lo juro, a causa de la lascivia vil y licenciosa que ustedes pueden imaginar. Si en aquel momento decisivo yo me hubiera guiado sólo por el instinto, me habría alejado después de deshacerme de ella con un puntapié. Y no habría manchado mi espada con la sangre de ese hombre. Pero entonces, cuando miré a la mujer en la penumbra del bosque, decidí no abandonar el lugar sin haber matado a su marido.
Pero aunque había tomado esa decisión, yo no lo iba a matar indefenso. Desaté la cuerda y lo desafié. (Ustedes habrán encontrado esa cuerda al pie del abeto, yo olvidé llevármela.) Hecho una furia, el hombre desenvainó su espada y, sin decir palabra alguna, se precipitó sobre mí. No hay nada que contar, ya conocen el resultado. En el vigésimo tercer asalto mi espada le perforó el pecho. ¡En el vigésimo tercer asalto! Sentí admiración por él, nadie me había resistido más de veinte... (Sereno suspiro.)
Mientras el hombre se desangraba, me volví hacia la mujer, empuñando todavía el arma ensangrentada. ¡Había desaparecido! ¿Para qué lado había tomado? La busqué entre los abetos. El suelo cubierto de hojas secas de bambú no ofrecía rastros. Mi oído no percibió otro sonido que el de los estertores del hombre que agonizaba.
Tal vez al comenzar el combate la mujer había huido a través del bosque en busca de socorro. Ahora ustedes deben tener en cuenta que lo que estaba en juego era mi vida: apoderándome de las armas del muerto retomé el camino hacia la carretera. ¿Qué sucedió después? No vale la pena contarlo. Diré apenas que antes de entrar en la capital vendí la espada. Tarde o temprano sería colgado, siempre lo supe. Condénenme a morir. (Gesto de arrogancia.)
Confesión de una mujer que fue al templo de Kiyomizu
-Después de violarme, el hombre del kimono azul miró burlonamente a mi esposo, que estaba atado. ¡Oh, cuánto odio debió sentir mi esposo! Pero sus contorsiones no hacían más que clavar en su carne la cuerda que lo sujetaba. Instintivamente corrí, mejor dicho, quise correr hacia él. Pero el bandido no me dio tiempo, y arrojándome un puntapié me hizo caer. En ese instante, vi un extraño resplandor en los ojos de mi marido... un resplandor verdaderamente extraño... Cada vez que pienso en esa mirada, me estremezco. Imposibilitado de hablar, mi esposo expresaba por medio de sus ojos lo que sentía. Y eso que destellaba en sus ojos no era cólera ni tristeza. No era otra cosa que un frío desprecio hacia mí. Más anonadada por ese sentimiento que por el golpe del bandido, grité alguna cosa y caí desvanecida.
No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que recuperé la conciencia El bandido había desaparecido y mi marido seguía atado al pie del abeto. Incorporándome penosamente sobre las hojas secas, miré a mi esposo: su expresión era la misma de antes: una mezcla de desprecio y de odio glacial. ¿Vergüenza? ¿Tristeza? ¿Furia? ¿Cómo calificar a lo que sentía en ese momento? Terminé de incorporarme, vacilante; me aproximé a mi marido y le dije:
-Takehiro, después de lo que he sufrido y en esta situación horrible en que me encuentro, ya no podré seguir contigo. ¡No me queda otra cosa que matarme aquí mismo! ¡Pero también exijo tu muerte! Has sido testigo de mi vergüenza! ¡No puedo permitir que me sobrevivas!
Se lo dije gritando. Pero él, inmóvil, seguía mirándome como antes, despectivamente. Conteniendo los latidos de mi corazón, busqué la espada de mi esposo. El bandido debió llevársela, porque no pude encontrarla entre la maleza. El arco y las flechas tampoco estaban. Por casualidad, encontré cerca mi puñal. Lo tomé, y levantándolo sobre Takehiro, repetí:
-Te pido tu vida. Yo te seguiré.
Entonces, por fin movió los labios. Las hojas secas de bambú que le llenaban la boca le impedían hacerse escuchar. Pero un movimiento de sus labios casi imperceptible me dio a entender lo que deseaba. Sin dejar de despreciarme, me estaba diciendo: «Mátame».
Semiconsciente, hundí el puñal en su pecho, a través de su kimono.
Y volví a caer desvanecida. Cuando desperté, miré a mi alrededor. Mi marido, siempre atado, estaba muerto desde hacía tiempo. Sobre su rostro lívido, los rayos del sol poniente, atravesando los bambúes que se entremezclaban con las ramas de los abetos, acariciaban su cadáver. Después... ¿qué me pasó? No tengo fuerzas para contarlo. No logré matarme. Apliqué el cuchillo contra mi garganta, me arrojé a una laguna en el valle... ¡Todo lo probé! Pero, puesto que sigo con vida, no tengo ningún motivo para jactarme. (Triste sonrisa.) Tal vez hasta la infinitamente misericorde Bosatsu abandonaría a una mujer como yo. Pero yo, una mujer que mató a su esposo, que fue violada por un bandido... qué podía hacer. Aunque yo... yo... (Estalla en sollozos.)
Lo que narró el espíritu de Takehiro por labios de una bruja
-El salteador, una vez logrado su fin, se sentó junto a mi mujer y trató de consolarla por todos los medios. Naturalmente, a mí me resultaba imposible decir nada; estaba atado al pie del abeto. Pero la miraba a ella significativamente, tratando de decirle: «No lo escuches, todo lo que dice es mentira». Eso es lo que yo quería hacerle comprender. Pero ella, sentada lánguidamente sobre las hojas muertas de bambú, miraba con fijeza sus rodillas. Daba la impresión de que prestaba oídos a lo que decía el bandido. Al menos, eso es lo que me parecía a mí. El bandido, por su parte, escogía las palabras con habilidad. Me sentí torturado y enceguecido por los celos. Él le decía: «Ahora que tu cuerpo fue mancillado tu marido no querrá saber nada de ti. ¿No quieres abandonarlo y ser mi esposa? Fue a causa del amor que me inspiraste que yo actué de esta manera». Y repetía una y otra vez semejantes argumentos. Ante tal discurso, mi mujer alzó la cabeza como extasiada. Yo mismo no la había visto nunca con expresión tan bella. ¡Y qué piensan ustedes que mi tan bella mujer respondió al ladrón delante de su marido maniatado! Le dijo: «Llévame donde quieras». (Aquí, un largo silencio.)
Pero la traición de mi mujer fue aún mayor. ¡Si no fuera por esto, yo no sufriría tanto en la negrura de esta noche! Cuando, tomada de la mano del bandolero, estaba a punto de abandonar el lugar, se dirigió hacia mí con el rostro pálido, y señalándome con el dedo a mí, que estaba atado al pie del árbol, dijo: «¡Mata a ese hombre! ¡Si queda vivo no podré vivir contigo!». Y gritó una y otra vez como una loca: «¡Mátalo! ¡Acaba con él!». Estas palabras, sonando a coro, me siguen persiguiendo en la eternidad. ¡Acaso pudo salir alguna vez de labios humanos una expresión de deseos tan horrible! ¡Escuchó o ha oído alguno palabras tan malignas! Palabras que... (Se interrumpe, riendo extrañamente.)
Al escucharlas hasta el bandido empalideció. «¡Acaba con este hombre!». Repitiendo esto, mi mujer se aferraba a su brazo. El bandido, mirándola fijamente, no le contestó. Y de inmediato la arrojó de una patada sobre las hojas secas. (Estalla otra vez en carcajadas.) Y mientras se cruzaba lentamente de brazos, el bandido me preguntó: «¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que la mate o que la perdone? No tienes que hacer otra cosa que mover la cabeza. ¿Quieres que la mate?...»
Solamente por esa actitud, yo habría perdonado a ese hombre. (Silencio.)
Mientras yo vacilaba, mi esposa gritó y se escapó, internándose en el bosque. El hombre, sin perder un segundo, se lanzó tras ella, sin poder alcanzarla. Yo contemplaba inmóvil esa pesadilla. Cuando mi mujer se escapó, el bandido se apoderó de mis armas, y cortó la cuerda que me sujetaba en un solo punto. Y mientras desaparecía en el bosque, pude escuchar que murmuraba:
«Esta vez me toca a mí». Tras su desaparición, todo volvió a la calma. Pero no. «¿Alguien llora?», me pregunté. Mientras me liberaba, presté atención: eran mis propios sollozos los que había oído. (La voz calla, por tercera vez, haciendo una larga pausa.)
Por fin, bajo el abeto, liberé completamente mi cuerpo dolorido. Delante mío relucía el puñal que mi esposa había dejado caer. Asiéndolo, lo clavé de un golpe en mi pecho. Sentí un borbotón acre y tibio subir por mi garganta, pero nada me dolió. A medida que mi pecho se entumecía, el silencio se profundizaba. ¡Ah, ese silencio! Ni siquiera cantaba un pájaro en el cielo de aquel bosque. Sólo caía, a través de los bambúes y los abetos, un último rayo de sol que desaparecía... Luego ya no vi bambúes ni abetos. Tendido en tierra, fui envuelto por un denso silencio. En aquel momento, unos pasos furtivos se me acercaron. Traté de volver la cabeza, pero ya me envolvía una difusa oscuridad. Una mano invisible retiraba dulcemente el puñal de mi pecho. La sangre volvió a llenarme la boca. Ese fue el fin. Me hundí en la noche eterna para no regresar...
Ryunosuke Akutagawa - En el bosque
-Yo confirmo, señor oficial, mi declaración. Fui yo el que descubrió el cadáver. Esta mañana, como lo hago siempre, fui al otro lado de la montaña para hachar abetos. El cadáver estaba en un bosque al pie de la montaña. ¿El lugar exacto? A cuatro o cinco cho, me parece, del camino del apeadero de Yamashina. Es un paraje silvestre, donde crecen el bambú y algunas coníferas raquíticas.
El muerto estaba tirado de espaldas. Vestía ropa de cazador de color celeste y llevaba un eboshi de color gris, al estilo de la capital. Sólo se veía una herida en el cuerpo, pero era una herida profunda en la parte superior del pecho. Las hojas secas de bambú caídas en su alrededor estaban como teñidas de suho. No, ya no corría sangre de la herida, cuyos bordes parecían secos y sobre la cual, bien lo recuerdo, estaba tan agarrado un gran tábano que ni siquiera escuchó que yo me acercaba.
¿Si encontré una espada o algo ajeno? No. Absolutamente nada. Solamente encontré, al pie de un abeto vecino, una cuerda, y también un peine. Eso es todo lo que encontré alrededor, pero las hierbas y las hojas muertas de bambú estaban holladas en todos los sentidos; la victima, antes de ser asesinada, debió oponer fuerte resistencia. ¿Si no observé un caballo? No, señor oficial. No es ese un lugar al que pueda llegar un caballo. Una infranqueable espesura separa ese paraje de la carretera.
Declaración del monje budista interrogado por el mismo oficial
-Puedo asegurarle, señor oficial, que yo había visto ayer al que encontraron muerto hoy. Sí, fue hacia el mediodía, según creo; a mitad de camino entre Sekiyama y Yamashina. Él marchaba en dirección a Sekiyama, acompañado por una mujer montada a caballo. La mujer estaba velada, de manera que no pude distinguir su rostro. Me fijé solamente en su kimono, que era de color violeta. En cuanto al caballo, me parece que era un alazán con las crines cortadas. ¿Las medidas? Tal vez cuatro shaku cuatro sun, me parece; soy un religioso y no entiendo mucho de ese asunto. ¿El hombre? Iba bien armado. Portaba sable, arco y flechas. Sí, recuerdo más que nada esa aljaba laqueada de negro donde llevaba una veintena de flechas, la recuerdo muy bien.
¿Cómo podía adivinar yo el destino que le esperaba? En verdad la vida humana es como el rocío o como un relámpago... Lo lamento... no encuentro palabras para expresarlo...
Declaración del soplón interrogado por el mismo oficial
-¿El hombre al que agarré? Es el famoso bandolero llamado Tajomaru, sin duda. Pero cuando lo apresé estaba caído sobre el puente de Awataguchi, gimiendo. Parecía haber caído del caballo. ¿La hora? Hacia la primera del Kong, ayer al caer la noche. La otra vez, cuando se me escapó por poco, llevaba puesto el mismo kimono azul y el mismo sable largo. Esta vez, señor oficial, como usted pudo comprobar, llevaba también arco y flechas. ¿Que la víctima tenía las mismas armas? Entonces no hay dudas. Tajomaru es el asesino. Porque el arco enfundado en cuero, la aljaba laqueada en negro, diecisiete flechas con plumas de halcón, todo lo tenía con él. También el caballo era, como usted dijo, un alazán con las crines cortadas. Ser atrapado gracias a este animal era su destino. Con sus largas riendas arrastrándose, el caballo estaba mordisqueando hierbas cerca del puente de piedra, en el borde de la carretera.
De todos los ladrones que rondan por los caminos de la capital, este Tajomaru es conocido como el más mujeriego. En el otoño del año pasado fueron halladas muertas en la capilla de Pindola del templo Toribe, una dama que venía en peregrinación y la joven sirvienta que la acompañaba. Los rumores atribuyeron ese crimen a Tajomaru. Si es él quien mató a este hombre, es fácil suponer qué hizo de la mujer que venía a caballo. No quiero entrometerme donde no me corresponde, señor oficial, pero este aspecto merece ser aclarado.
Declaración de una anciana interrogada por el mismo oficial
-Sí, es el cadáver de mi yerno. Él no era de la capital; era funcionario del gobierno de la provincia de Wakasa. Se llamaba Takehito Kanazawa. Tenía veintiséis años. No. Era un hombre de buen carácter, no podía tener enemigos.
¿Mi hija? Se llama Masago. Tiene diecinueve años. Es una muchacha valiente, tan intrépida como un hombre. No conoció a otro hombre que a Takehiro. Tiene cutis moreno y un lunar cerca del ángulo externo del ojo izquierdo. Su rostro es pequeño y ovalado.
Takehiro había partido ayer con mi hija hacia Wakasa. ¡Quién iba a imaginar que lo esperaba este destino! ¿Dónde está mi hija? Debo resignarme a aceptar la suerte corrida por su marido, pero no puedo evitar sentirme inquieta por la de ella. Se lo suplica una pobre anciana, señor oficial: investigue, se lo ruego, qué fue de mi hija, aunque tenga que arrancar hierba por hierba para encontrarla. Y ese bandolero... ¿Cómo se llama? ¡Ah, sí, Tajomaru! ¡Lo odio! No solamente mató a mi yerno, sino que... (Los sollozos ahogaron sus palabras.)
Confesión de Tajomaru
Sí, yo maté a ese hombre. Pero no a la mujer. ¿Que dónde está ella entonces? Yo no sé nada. ¿Qué quieren de mí? ¡Escuchen! Ustedes no podrían arrancarme por medio de torturas, por muy atroces que fueran, lo que ignoro. Y como nada tengo que perder, nada oculto.
Ayer, pasado el mediodía, encontré a la pareja. El velo agitado por un golpe de viento descubrió el rostro de la mujer. Sí, sólo por un instante... Un segundo después ya no lo veía. La brevedad de esta visión fue causa, tal vez, de que esa cara me pareciese tan hermosa como la de Bosatsu. Repentinamente decidí apoderarme de la mujer, aunque tuviese que matar a su acompañante.
¿Qué? Matar a un hombre no es cosa tan importante como ustedes creen. El rapto de una mujer implica necesariamente la muerte de su compañero. Yo solamente mato mediante el sable que llevo en mi cintura, mientras ustedes matan por medio del poder, del dinero y hasta de una palabra aparentemente benévola. Cuando matan ustedes, la sangre no corre, la víctima continúa viviendo. ¡Pero no la han matado menos! Desde el punto de vista de la gravedad de la falta me pregunto quién es más criminal. (Sonrisa irónica.)
Pero mucho mejor es tener a la mujer sin matar a hombre. Mi humor del momento me indujo a tratar de hacerme de la mujer sin atentar, en lo posible, contra la vida del hombre. Sin embargo, como no podía hacerlo en el concurrido camino a Yamashina, me arreglé para llevar a la pareja a la montaña.
Resultó muy fácil. Haciéndome pasar por otro viajero, les conté que allá, en la montaña, había una vieja tumba, y que en ella yo había descubierto gran cantidad de espejos y de sables. Para ocultarlos de la mirada de los envidiosos los había enterrado en un bosque al pie de la montaña. Yo buscaba a un comprador para ese tesoro, que ofrecía a precio vil. El hombre se interesó visiblemente por la historia... Luego... ¡Es terrible la avaricia! Antes de media hora, la pareja había tomado conmigo el camino de la montaña.
Cuando llegamos ante el bosque, dije a la pareja que los tesoros estaban enterrados allá, y les pedí que me siguieran para verlos. Enceguecido por la codicia, el hombre no encontró motivos para dudar, mientras la mujer prefirió esperar montada en el caballo. Comprendí muy bien su reacción ante la cerrada espesura; era precisamente la actitud que yo esperaba. De modo que, dejando sola a la mujer, penetré en el bosque seguido por el hombre.
Al comienzo, sólo había bambúes. Después de marchar durante un rato, llegamos a un pequeño claro junto al cual se alzaban unos abetos... Era el lugar ideal para poner en práctica mi plan. Abriéndome paso entre la maleza, lo engañé diciéndole con aire sincero que los tesoros estaban bajo esos abetos. El hombre se dirigió sin vacilar un instante hacia esos árboles enclenques. Los bambúes iban raleando, y llegamos al pequeño claro. Y apenas llegamos, me lancé sobre él y lo derribé. Era un hombre armado y parecía robusto, pero no esperaba ser atacado. En un abrir y cerrar de ojos estuvo atado al pie de un abeto. ¿La cuerda? Soy ladrón, siempre llevo una atada a mi cintura, para saltar un cerco, o cosas por el estilo. Para impedirle gritar, tuve que llenarle la boca de hojas secas de bambú.
Cuando lo tuve bien atado, regresé en busca de la mujer, y le dije que viniera conmigo, con el pretexto de que su marido había sufrido un ataque de alguna enfermedad. De más está decir que me creyó. Se desembarazó de su ichimegasa y se internó en el bosque tomada de mi mano. Pero cuando advirtió al hombre atado al pie del abeto, extrajo un puñal que había escondido, no sé cuándo, entre su ropa. Nunca vi una mujer tan intrépida. La menor distracción me habría costado la vida; me hubiera clavado el puñal en el vientre. Aun reaccionando con presteza fue difícil para mí eludir tan furioso ataque. Pero por algo soy el famoso Tajomaru: conseguí desarmarla, sin tener que usar mi arma. Y desarmada, por inflexible que se haya mostrado, nada podía hacer. Obtuve lo que quería sin cometer un asesinato.
Sí, sin cometer un asesinato, yo no tenía motivo alguno para matar a ese hombre. Ya estaba por abandonar el bosque, dejando a la mujer bañada en lágrimas, cuando ella se arrojó a mis brazos como una loca. Y la escuché decir, entrecortadamente, que ella deseaba mi muerte o la de su marido, que no podía soportar la vergüenza ante dos hombres vivos, que eso era peor que la muerte. Esto no era todo. Ella se uniría al que sobreviviera, agregó jadeando. En aquel momento, sentí el violento deseo de matar a ese hombre. (Una oscura emoción produjo en Tajomaru un escalofrío.)
Al escuchar lo que les cuento pueden creer que soy un hombre más cruel que ustedes. Pero ustedes no vieron la cara de esa mujer; no vieron, especialmente, el fuego que brillaba en sus ojos cuando me lo suplicó. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí el deseo de que fuera mi mujer, aunque el cielo me fulminara. Y no fue, lo juro, a causa de la lascivia vil y licenciosa que ustedes pueden imaginar. Si en aquel momento decisivo yo me hubiera guiado sólo por el instinto, me habría alejado después de deshacerme de ella con un puntapié. Y no habría manchado mi espada con la sangre de ese hombre. Pero entonces, cuando miré a la mujer en la penumbra del bosque, decidí no abandonar el lugar sin haber matado a su marido.
Pero aunque había tomado esa decisión, yo no lo iba a matar indefenso. Desaté la cuerda y lo desafié. (Ustedes habrán encontrado esa cuerda al pie del abeto, yo olvidé llevármela.) Hecho una furia, el hombre desenvainó su espada y, sin decir palabra alguna, se precipitó sobre mí. No hay nada que contar, ya conocen el resultado. En el vigésimo tercer asalto mi espada le perforó el pecho. ¡En el vigésimo tercer asalto! Sentí admiración por él, nadie me había resistido más de veinte... (Sereno suspiro.)
Mientras el hombre se desangraba, me volví hacia la mujer, empuñando todavía el arma ensangrentada. ¡Había desaparecido! ¿Para qué lado había tomado? La busqué entre los abetos. El suelo cubierto de hojas secas de bambú no ofrecía rastros. Mi oído no percibió otro sonido que el de los estertores del hombre que agonizaba.
Tal vez al comenzar el combate la mujer había huido a través del bosque en busca de socorro. Ahora ustedes deben tener en cuenta que lo que estaba en juego era mi vida: apoderándome de las armas del muerto retomé el camino hacia la carretera. ¿Qué sucedió después? No vale la pena contarlo. Diré apenas que antes de entrar en la capital vendí la espada. Tarde o temprano sería colgado, siempre lo supe. Condénenme a morir. (Gesto de arrogancia.)
Confesión de una mujer que fue al templo de Kiyomizu
-Después de violarme, el hombre del kimono azul miró burlonamente a mi esposo, que estaba atado. ¡Oh, cuánto odio debió sentir mi esposo! Pero sus contorsiones no hacían más que clavar en su carne la cuerda que lo sujetaba. Instintivamente corrí, mejor dicho, quise correr hacia él. Pero el bandido no me dio tiempo, y arrojándome un puntapié me hizo caer. En ese instante, vi un extraño resplandor en los ojos de mi marido... un resplandor verdaderamente extraño... Cada vez que pienso en esa mirada, me estremezco. Imposibilitado de hablar, mi esposo expresaba por medio de sus ojos lo que sentía. Y eso que destellaba en sus ojos no era cólera ni tristeza. No era otra cosa que un frío desprecio hacia mí. Más anonadada por ese sentimiento que por el golpe del bandido, grité alguna cosa y caí desvanecida.
No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que recuperé la conciencia El bandido había desaparecido y mi marido seguía atado al pie del abeto. Incorporándome penosamente sobre las hojas secas, miré a mi esposo: su expresión era la misma de antes: una mezcla de desprecio y de odio glacial. ¿Vergüenza? ¿Tristeza? ¿Furia? ¿Cómo calificar a lo que sentía en ese momento? Terminé de incorporarme, vacilante; me aproximé a mi marido y le dije:
-Takehiro, después de lo que he sufrido y en esta situación horrible en que me encuentro, ya no podré seguir contigo. ¡No me queda otra cosa que matarme aquí mismo! ¡Pero también exijo tu muerte! Has sido testigo de mi vergüenza! ¡No puedo permitir que me sobrevivas!
Se lo dije gritando. Pero él, inmóvil, seguía mirándome como antes, despectivamente. Conteniendo los latidos de mi corazón, busqué la espada de mi esposo. El bandido debió llevársela, porque no pude encontrarla entre la maleza. El arco y las flechas tampoco estaban. Por casualidad, encontré cerca mi puñal. Lo tomé, y levantándolo sobre Takehiro, repetí:
-Te pido tu vida. Yo te seguiré.
Entonces, por fin movió los labios. Las hojas secas de bambú que le llenaban la boca le impedían hacerse escuchar. Pero un movimiento de sus labios casi imperceptible me dio a entender lo que deseaba. Sin dejar de despreciarme, me estaba diciendo: «Mátame».
Semiconsciente, hundí el puñal en su pecho, a través de su kimono.
Y volví a caer desvanecida. Cuando desperté, miré a mi alrededor. Mi marido, siempre atado, estaba muerto desde hacía tiempo. Sobre su rostro lívido, los rayos del sol poniente, atravesando los bambúes que se entremezclaban con las ramas de los abetos, acariciaban su cadáver. Después... ¿qué me pasó? No tengo fuerzas para contarlo. No logré matarme. Apliqué el cuchillo contra mi garganta, me arrojé a una laguna en el valle... ¡Todo lo probé! Pero, puesto que sigo con vida, no tengo ningún motivo para jactarme. (Triste sonrisa.) Tal vez hasta la infinitamente misericorde Bosatsu abandonaría a una mujer como yo. Pero yo, una mujer que mató a su esposo, que fue violada por un bandido... qué podía hacer. Aunque yo... yo... (Estalla en sollozos.)
Lo que narró el espíritu de Takehiro por labios de una bruja
-El salteador, una vez logrado su fin, se sentó junto a mi mujer y trató de consolarla por todos los medios. Naturalmente, a mí me resultaba imposible decir nada; estaba atado al pie del abeto. Pero la miraba a ella significativamente, tratando de decirle: «No lo escuches, todo lo que dice es mentira». Eso es lo que yo quería hacerle comprender. Pero ella, sentada lánguidamente sobre las hojas muertas de bambú, miraba con fijeza sus rodillas. Daba la impresión de que prestaba oídos a lo que decía el bandido. Al menos, eso es lo que me parecía a mí. El bandido, por su parte, escogía las palabras con habilidad. Me sentí torturado y enceguecido por los celos. Él le decía: «Ahora que tu cuerpo fue mancillado tu marido no querrá saber nada de ti. ¿No quieres abandonarlo y ser mi esposa? Fue a causa del amor que me inspiraste que yo actué de esta manera». Y repetía una y otra vez semejantes argumentos. Ante tal discurso, mi mujer alzó la cabeza como extasiada. Yo mismo no la había visto nunca con expresión tan bella. ¡Y qué piensan ustedes que mi tan bella mujer respondió al ladrón delante de su marido maniatado! Le dijo: «Llévame donde quieras». (Aquí, un largo silencio.)
Pero la traición de mi mujer fue aún mayor. ¡Si no fuera por esto, yo no sufriría tanto en la negrura de esta noche! Cuando, tomada de la mano del bandolero, estaba a punto de abandonar el lugar, se dirigió hacia mí con el rostro pálido, y señalándome con el dedo a mí, que estaba atado al pie del árbol, dijo: «¡Mata a ese hombre! ¡Si queda vivo no podré vivir contigo!». Y gritó una y otra vez como una loca: «¡Mátalo! ¡Acaba con él!». Estas palabras, sonando a coro, me siguen persiguiendo en la eternidad. ¡Acaso pudo salir alguna vez de labios humanos una expresión de deseos tan horrible! ¡Escuchó o ha oído alguno palabras tan malignas! Palabras que... (Se interrumpe, riendo extrañamente.)
Al escucharlas hasta el bandido empalideció. «¡Acaba con este hombre!». Repitiendo esto, mi mujer se aferraba a su brazo. El bandido, mirándola fijamente, no le contestó. Y de inmediato la arrojó de una patada sobre las hojas secas. (Estalla otra vez en carcajadas.) Y mientras se cruzaba lentamente de brazos, el bandido me preguntó: «¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que la mate o que la perdone? No tienes que hacer otra cosa que mover la cabeza. ¿Quieres que la mate?...»
Solamente por esa actitud, yo habría perdonado a ese hombre. (Silencio.)
Mientras yo vacilaba, mi esposa gritó y se escapó, internándose en el bosque. El hombre, sin perder un segundo, se lanzó tras ella, sin poder alcanzarla. Yo contemplaba inmóvil esa pesadilla. Cuando mi mujer se escapó, el bandido se apoderó de mis armas, y cortó la cuerda que me sujetaba en un solo punto. Y mientras desaparecía en el bosque, pude escuchar que murmuraba:
«Esta vez me toca a mí». Tras su desaparición, todo volvió a la calma. Pero no. «¿Alguien llora?», me pregunté. Mientras me liberaba, presté atención: eran mis propios sollozos los que había oído. (La voz calla, por tercera vez, haciendo una larga pausa.)
Por fin, bajo el abeto, liberé completamente mi cuerpo dolorido. Delante mío relucía el puñal que mi esposa había dejado caer. Asiéndolo, lo clavé de un golpe en mi pecho. Sentí un borbotón acre y tibio subir por mi garganta, pero nada me dolió. A medida que mi pecho se entumecía, el silencio se profundizaba. ¡Ah, ese silencio! Ni siquiera cantaba un pájaro en el cielo de aquel bosque. Sólo caía, a través de los bambúes y los abetos, un último rayo de sol que desaparecía... Luego ya no vi bambúes ni abetos. Tendido en tierra, fui envuelto por un denso silencio. En aquel momento, unos pasos furtivos se me acercaron. Traté de volver la cabeza, pero ya me envolvía una difusa oscuridad. Una mano invisible retiraba dulcemente el puñal de mi pecho. La sangre volvió a llenarme la boca. Ese fue el fin. Me hundí en la noche eterna para no regresar...
Ryunosuke Akutagawa - En el bosque
miércoles, 16 de diciembre de 2009
CHINA Y JAPÓN
Es rotunda la diferencia cuando se escucha conversar a un alemán con un francés o inglés sobre la SGM y a un japonés con un chino o coreano, sobre el mismo tema.En los europeos, existe consenso sobre las causas y efectos del conflicto, los alemanes, reconocen, de manera descarnada, los horrores de la Alemania Nazi. Por eso es impensable una disputa entre estos países, el tema se considera superado y sobre el existe un acuerdo. ¿Por qué entonces la II Guerra Mundial divide a japoneses y chinos?
PURGA
Terminada la SGM, el Tribunal de Tokio juzgó a 28 criminales de guerra (acusados de planificar, preparar o iniciar una guerra de agresión) y se condenó a la pena capital a siete de ellos.Luego se removió a 200 mil militares, líderes gubernamentales y empresariales y los que hubieran participado en el militarismo.Esta purga afectó a uno de cada cuatro ejecutivos, lo que debilitó el esfuerzo de reconstrucción, debido a la falta de personal para hacer que el país funcionara.MacArthur quería reformar el Estado japonés con una nueva Constitución, incluyendo el Artículo IX, que explícitamente renunciaba a perpetuidad a la guerra, y una reforma agraria, económica y social. Sin embargo cambió de actitud.
RETROCESO
A partir de 1947 hicieron Estados Unidos piensa que es más urgente revivir la economía japonesa que reestructurarla.La economía japonesa se encontraba en ruinas y no daba señales de vigor, a pesar de la inmensa cantidad de recursos que inyectaba Washington.Esta debilidad era mucho preocupante frente al triunfo de Mao en 1949.La Guerra Fría convence que lo más importante es fortalecer a Japón para volverlo un bastión anticomunista en Asia.Como resultado muchos burócratas, que tuvieron activa participación durante la SGM, volvieron a puestos.La guerra de Corea en 1950, catapultó a Japón aliado de los Estados Unidos y convenció a éste de que ya era hora de firmar un tratado con Japón y terminar la ocupación.El tratado se firmó el 8 de septiembre de 1951, en San Francisco, donde se declaró el fin de la guerra, se restauró la soberanía a Japón y se termina la ocupación.No fue extraño ver como a la cabeza del Ministerio de Educación de Japón se eligiera en 1953 a Odachi Shigeo, quien, durante la SGM fue el alcalde de Singapur durante la durísima ocupación japonesa.Otro funcionario de la maquinaria de guerra japonesa, llamado Nadao Hirokichi fue elegido Ministro de Educación por cuatro períodos donde tuvo la tarea de corregir los “excesos” de las políticas educativas durante la ocupación.En 1957 se elige Primer Ministro a Nobusuke Kishi, un criminal de guerra,YASUKUNIJapón, rinde tributo a sus soldados muertos en el Santuario Yasukuni. De acuerdo a la creencia Shinto, el espíritu mismo de los soldados ha sido consagrado en dicho Santuario. Junto con 2,5 millones de soldados muertos, 14 criminales de guerra se encuentran consagrados en dicho santuario y cada vez que un Primer Ministro acude a rendir tributo a los soldados muertos, China lo considera un insulto, está rindiendo tributo a criminales de guerra.
LOS TEXTOS.
Al explicar lo ocurrido en Nanjing, donde el tribunal de Tokio reconoció unos 40 mil muertos civiles chinos a manos de los soldados japoneses, algunos textos japoneses solo mencionan en dos líneas que ocurrieron “incidentes”. Los chinos acusan a Japón de “blanquear” la historia. Los japoneses creen que China ha educado a para el odio a Japón. En la masacre de Nanjing, los historiadores chinos estiman la cifra de muertos en 300 y 20 mil mujeres violadas por las tropas japonesas. Si se habla con un estudiante chino Nanjing, la reacción contra Japón es clarísima.Los japoneses agregan que varios primeros ministros se han disculpado ante sus pares chinos en más de 17 oportunidades por el sufrimiento causado al pueblo chino durante las SGM, junto con una ayuda económica nipona de mas de 30 mil millones de dólares.El 23 de abril del 2005, el Primer Ministro japonés Junichiro Koizumi reunido en Jakarta con el Presidente chino Hu JinTao en la cumbre de líderes africanos y asiáticos, pidió una vez más disculpas por lo sucedido en la SGM y expresó su “más profundo remordimiento”. Junichiro Koizumi, rindió sus respetos el 30 de mayo a los soldados muertos, pero esta vez en el Cementerio Nacional Chidorigafuchi, donde no se encuentran criminales de guerra.Falta para que chinos y japoneses puedan hablar sobre la SGM como lo harían los europeos.
http://www.japonartesescenicas.org/estudiosjaponeses/articulos/chinayjapon.html---------------------
Los chilenos quieren cambiar nuestros textos, que no digan lo que dicen ¿lo que dicen nuestros textos será falso?. Los chilenos aducen que los textos de historia peruanos alientan el antichilenismo y que ese antichilenismo perturba las relaciones e impide la concordia. Esto es todo al revés : un paseo por blogs chilenos nos dejará ahítos de ofensas y llenos de indignación. ¿Este docente consigue explicarse?
¿habrá alguién por allí dispuesto a complacer a los chilenos? ¿conseguirá Piñeira lo que quiere? por allí me dicen que desde hace tiempo Chile pide el cambio de los textos, que esta exigencia va camino a convertirse en condición sine qua non en los tratos con el vecino, que ya se han hecho algunas reformas, que la principal objeción para aceptar esta imposición chilena no viene de la dignidad nacional sino del riesgo que para la gobernabilidad y las aspiraciones políticas de cualquier gobierno peruano supondría este paso, en vista, de la reacción de sectores nacionalistas (demonizados) y del gremio docente (alabado).Pero hay maneras de hacer digerible todo, y los cambios difícíles de aceptar , se hacen de a poco, empiezan con declaraciones falaces - como la de S. P. - y siguen con un aprovechamiento supremo de las coyunturas, y siempre van acompañados de aumentos de sueldo o de gratificaciones.
http://chile-hoy.blogspot.com/
http://razonyfuerza.mforos.com/
PURGA
Terminada la SGM, el Tribunal de Tokio juzgó a 28 criminales de guerra (acusados de planificar, preparar o iniciar una guerra de agresión) y se condenó a la pena capital a siete de ellos.Luego se removió a 200 mil militares, líderes gubernamentales y empresariales y los que hubieran participado en el militarismo.Esta purga afectó a uno de cada cuatro ejecutivos, lo que debilitó el esfuerzo de reconstrucción, debido a la falta de personal para hacer que el país funcionara.MacArthur quería reformar el Estado japonés con una nueva Constitución, incluyendo el Artículo IX, que explícitamente renunciaba a perpetuidad a la guerra, y una reforma agraria, económica y social. Sin embargo cambió de actitud.
RETROCESO
A partir de 1947 hicieron Estados Unidos piensa que es más urgente revivir la economía japonesa que reestructurarla.La economía japonesa se encontraba en ruinas y no daba señales de vigor, a pesar de la inmensa cantidad de recursos que inyectaba Washington.Esta debilidad era mucho preocupante frente al triunfo de Mao en 1949.La Guerra Fría convence que lo más importante es fortalecer a Japón para volverlo un bastión anticomunista en Asia.Como resultado muchos burócratas, que tuvieron activa participación durante la SGM, volvieron a puestos.La guerra de Corea en 1950, catapultó a Japón aliado de los Estados Unidos y convenció a éste de que ya era hora de firmar un tratado con Japón y terminar la ocupación.El tratado se firmó el 8 de septiembre de 1951, en San Francisco, donde se declaró el fin de la guerra, se restauró la soberanía a Japón y se termina la ocupación.No fue extraño ver como a la cabeza del Ministerio de Educación de Japón se eligiera en 1953 a Odachi Shigeo, quien, durante la SGM fue el alcalde de Singapur durante la durísima ocupación japonesa.Otro funcionario de la maquinaria de guerra japonesa, llamado Nadao Hirokichi fue elegido Ministro de Educación por cuatro períodos donde tuvo la tarea de corregir los “excesos” de las políticas educativas durante la ocupación.En 1957 se elige Primer Ministro a Nobusuke Kishi, un criminal de guerra,YASUKUNIJapón, rinde tributo a sus soldados muertos en el Santuario Yasukuni. De acuerdo a la creencia Shinto, el espíritu mismo de los soldados ha sido consagrado en dicho Santuario. Junto con 2,5 millones de soldados muertos, 14 criminales de guerra se encuentran consagrados en dicho santuario y cada vez que un Primer Ministro acude a rendir tributo a los soldados muertos, China lo considera un insulto, está rindiendo tributo a criminales de guerra.
LOS TEXTOS.
Al explicar lo ocurrido en Nanjing, donde el tribunal de Tokio reconoció unos 40 mil muertos civiles chinos a manos de los soldados japoneses, algunos textos japoneses solo mencionan en dos líneas que ocurrieron “incidentes”. Los chinos acusan a Japón de “blanquear” la historia. Los japoneses creen que China ha educado a para el odio a Japón. En la masacre de Nanjing, los historiadores chinos estiman la cifra de muertos en 300 y 20 mil mujeres violadas por las tropas japonesas. Si se habla con un estudiante chino Nanjing, la reacción contra Japón es clarísima.Los japoneses agregan que varios primeros ministros se han disculpado ante sus pares chinos en más de 17 oportunidades por el sufrimiento causado al pueblo chino durante las SGM, junto con una ayuda económica nipona de mas de 30 mil millones de dólares.El 23 de abril del 2005, el Primer Ministro japonés Junichiro Koizumi reunido en Jakarta con el Presidente chino Hu JinTao en la cumbre de líderes africanos y asiáticos, pidió una vez más disculpas por lo sucedido en la SGM y expresó su “más profundo remordimiento”. Junichiro Koizumi, rindió sus respetos el 30 de mayo a los soldados muertos, pero esta vez en el Cementerio Nacional Chidorigafuchi, donde no se encuentran criminales de guerra.Falta para que chinos y japoneses puedan hablar sobre la SGM como lo harían los europeos.
http://www.japonartesescenicas.org/estudiosjaponeses/articulos/chinayjapon.html---------------------
Los chilenos quieren cambiar nuestros textos, que no digan lo que dicen ¿lo que dicen nuestros textos será falso?. Los chilenos aducen que los textos de historia peruanos alientan el antichilenismo y que ese antichilenismo perturba las relaciones e impide la concordia. Esto es todo al revés : un paseo por blogs chilenos nos dejará ahítos de ofensas y llenos de indignación. ¿Este docente consigue explicarse?
¿habrá alguién por allí dispuesto a complacer a los chilenos? ¿conseguirá Piñeira lo que quiere? por allí me dicen que desde hace tiempo Chile pide el cambio de los textos, que esta exigencia va camino a convertirse en condición sine qua non en los tratos con el vecino, que ya se han hecho algunas reformas, que la principal objeción para aceptar esta imposición chilena no viene de la dignidad nacional sino del riesgo que para la gobernabilidad y las aspiraciones políticas de cualquier gobierno peruano supondría este paso, en vista, de la reacción de sectores nacionalistas (demonizados) y del gremio docente (alabado).Pero hay maneras de hacer digerible todo, y los cambios difícíles de aceptar , se hacen de a poco, empiezan con declaraciones falaces - como la de S. P. - y siguen con un aprovechamiento supremo de las coyunturas, y siempre van acompañados de aumentos de sueldo o de gratificaciones.
http://chile-hoy.blogspot.com/
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EL COMPONENTE (POLÍTICO SIC)
Plegaria a Osiris
Del libro de los muertos
Salve, Gran Dios,
Señor de la verdad y de la justicia
Heme ante ti, dueño mío
Traigo conmigo la verdad
No he cometido injusticia contra los hombres
No he oprimido a los pobres
No he forzado al trabajo a ningún hombre libre más allá de lo que él mismo buscara
No he delinquido
No he cometido lo que es abominación para los dioses
No he sido causa para que el esclavo sea maltratado por su amo
No hice padecer hambre
No he hecho llorar a ningún hombre
No he asesinado a nadie
No he traicionado a ninguno
No hice menguar ni un ápice las provisiones del templo
No eche a perder el pan de la ofenda de los dioses
No he blasfemado
No falsifique el peso en la balanza
No hurte la leche a la boca de los lactantes
No he apresado con redes las aves de los dioses
¡Soy puro!
Papiro de 3000 a.C.
Máspero
martes, 15 de diciembre de 2009
MENSAJE A LOS PERUANOS
He dicho, después, de haberlo comprobado, que en el Perú la clase alta está profundamente corrompida y que su egoísmo la lleva, para satisfacer su afán de lucro, su amor al poder y sus otras pasiones, a las tentativas más antisociales. He dicho también que el embrutecimiento del pueblo es extremo en todas las razas que la componen. Estas dos situaciones se han enfrentado siempre una a otra en todos los países. El embrutecimiento de un pueblo hace nacer la inmoralidad de las clases altas y esta inmoralidad se propaga y llega, con toda su potencia adquirida durante su carrera, a los últimos peldaños de la jerarquía social. Cuando la totalidad de los individuos sepa leer y escribir, cuando los periódicos penetren hasta la choza del indio, entonces, encontrando, en el pueblo jueces cuya censura habréis de temer y cuyos sufragios deberéis buscar, adquiriréis las virtudes que os faltan. Entonces el clero, para conservar su influencia sobre este pueblo, reconocerá que los medios que emplea en la actualidad ni pueden servirle. Las procesiones burlescas y todos los oropeles del paganismo serán reemplazados por las predicas instructivas, por que después de que la imprenta haya despertado la razón de las masas, será a esta nueva facultad a que habrá de dirigirse su se quiere ser escuchado. Instruir, pues, al pueblo; es por allí donde debéis empezar para entrar en la vía de la prosperidad. Estableced escuelas hasta en las aldeas más humildes: esto es lo urgente en la actualidad. Emplead en ello todos vuestros recursos. Consagrad a esto los bienes de los conventos, pues no podríais darle destino más religioso. Tomad medidas para facilitar el aprendizaje. El hombre que tiene un oficio no es ya un proletario. A menos que le hieran calamidades publicas, no tiene ya necesidad de recurrir a la caridad de sus conciudadanos. Conserva así la independencia de su carácter tan necesaria para que se desarrolle un pueblo libre. El porvenir es de América. Los prejuicios ni pueden adherirse a ella como en nuestra vieja Europa. Las poblaciones no son lo bastante homogéneas como para que este obstáculo retarde el progreso. Desde que el trabajo deje de ser considerado como patrimonio del esclavo y de las clases ínfimas de la población, todos harán merito de él algún día, y la ociosidad lejos de ser un título a la consideración, no será ya mirada sino como un delito de la escoria de la sociedad.
Vuestra compatriota y amiga
Flora Tristán
Paris agosto de 1836
domingo, 6 de diciembre de 2009
COMIDA PERUANA
La comida peruana es infinitamente superior a la chilena
Durante una breve visita al Perú, la enóloga Cecilia Torres, considerada la mejor especialista del 2007 en Chile, afirmó que la comida peruana es insuperable e infinitamente mejor que la chilena, lo que la convierte en el complemento perfecto para maridar con los vinos del país del sur.“La llegada de peruanos a Chile ha sido una bendición, porque muchos de ellos abrieron restaurantes que hoy son los mejores de Santiago, preferidos por los paladares de gourmet; de esta manera, pudimos maridar los vinos top y de todo precio de nuestra viña con los potajes del Perú, obteniendo unos resultados más que auspiciosos.”´
¿Y del pisco? “Bueno, no cabe duda que el pisco del Perú también es superior, los chilenos conocedores piden siempre un pisco sour peruano antes que uno chileno.”
http://www.pescaenred.com.pe/article.asp?aid=1230&org=81
Durante una breve visita al Perú, la enóloga Cecilia Torres, considerada la mejor especialista del 2007 en Chile, afirmó que la comida peruana es insuperable e infinitamente mejor que la chilena, lo que la convierte en el complemento perfecto para maridar con los vinos del país del sur.“La llegada de peruanos a Chile ha sido una bendición, porque muchos de ellos abrieron restaurantes que hoy son los mejores de Santiago, preferidos por los paladares de gourmet; de esta manera, pudimos maridar los vinos top y de todo precio de nuestra viña con los potajes del Perú, obteniendo unos resultados más que auspiciosos.”´
¿Y del pisco? “Bueno, no cabe duda que el pisco del Perú también es superior, los chilenos conocedores piden siempre un pisco sour peruano antes que uno chileno.”
http://www.pescaenred.com.pe/article.asp?aid=1230&org=81
CARTA DE JACOB FUGGER A CARLOS V
Serenísimo, Todopoderoso Emperador, Romano y Graciosísimo Señor Vuestra real majestad se da sin duda plena cuenta de hasta qué punto yo y mis sobrinos nos hemos inclinado siempre a servir a la Casa de Austria y a promover con toda sumisión su bienestar y su prosperidad. Por esta razón cooperamos con el anterior emperador Maximiliano, el antepasado de Vuestra majestad Imperial y, en real sostenimiento de Su Majestad, con el objeto de asegurar la corona imperial a Vuestra Majestad imperial dimos garantías a varios príncipes que pusieron su confianza y su fe en mí como quizás en ningún otro. Nosotros también cuando los delegados designados por Vuestra Majestad trataban de terminar la empresa antes mencionada, proporcionamos una considerable suma de dinero que fue conseguida no por mí y mis sobrinos solamente, sino también por algunos de mis buenos amigos, a gran costo, de modo que los excelentes nobles alcanzaron el éxito para gran honor y biendanza de Vuestra Majestad Imperial.Es también muy sabido que Vuestra Majestad no habría podido adquirir sin mí la Corona Imperial, como puedo comprobar con las declaraciones escritas de todos los delegados de Vuestra Majestad Imperial. Y en todo esto yo no he buscado mi propio provecho. Pues si hubiera retirado mi apoyo a la Casa de Austria y lo hubiera transferido a Francia, habría obtenido mayor beneficio y mucho dinero que me ofrecieron en aquella época. Pero la desventaja que se habría generado de ello para la Casa de Austria es algo que Vuestra Majestad Imperial, con su profunda comprensión puede concebir bien. Tomado todo esto en consideración ruego respetuosamente a Vuestra Majestad Imperial que reconozca graciosamente mi fiel y humilde servicio consagrado al mayor bienestar de Vuestra Majestad Imperial y ordene que el dinero que he desembolsado, junto con el interés que devenga, sea reconocido y pagado sin mayor demora. Con el objeto de merecer eso de Vuestra Majestad Imperial, me comprometo a seros fiel con toda humildad, y por la presente me encomiendo como su fiel en todo tiempo a Vuestra Majestad Imperial,El más humilde servidor de Vuestra Majestad Imperial Jacob Fugger
jueves, 18 de junio de 2009
jueves, 11 de junio de 2009
las rosas
las rosas me recuerdan a mi abuela
no fue la mejor manera de crecer, o quiza sí
rosa se llamaba mi abuela
yo cargaba esas flores y la seguía a su paso a la iglesiano fue la mejor manera de crecer, o quiza sí
entre abuelas y rosas
bala de bruja
un vecino que quería ser cura fue acogido entre los franciscanos, enviado a Ayacucho, dijo haber conocido allí al padre José Mujica y aseguró haber cantado con él, lo dijo como si no supiera quien era, mi mamá me había hablado de él con fascinación ella lo había oido cantar. y yo lo había leido, y como en esa epoca no había mucho que leer, lo leí varias veces. creo que escribió una sola novela "yo pecador" por supuesto la novela era sobre el mismo. lo más interesante para mi fue la semana trágica en Mexico, con sus balas de bruja y su terremoto incluido, las balas de bruja eran las balas perdidas, nadie sabía quien las disparó eran pues de bruja.
borrador
borrador de "ORIENTACIONES METODOLÓGICAS GENERALES"
El docente que programa en la conducción del PEA se orienta en base a principios didácticos, algunos de ellos -que constituyen desde una temprana época la base de toda su actividad pedagógica- son los siguientes
ACTIVIDAD.-
Partiendo de nuestra propia experiencia de aprendizaje sabemos
que el estudiante aprende como producto de su actividad,
que el aprendizaje es el resultado de alguna actividad
por eso el docente promueve actividades de aprendizaje,
por eso el docente en cada clase plantea actividades de aprendizaje
El éxito del trabajo docente depende de
la capacidad del docente para motivar y obtener
la mejor voluntad del estudiante,
su compromiso pleno del estudiante,
su entusiasmo del estudiante y
la actitud positiva del estudiante frente al trabajo.
El éxito de la práctica docente depende también de
que el docente genere actitudes efectivas y motivadoras
para ello no solamente hace falta creatividad e ingenio
sino la posibilidad de tener materiales y tiempo.
la mayor dificultad se encuentra en el estudiante.
Si el estudiante por sus condiciones personales no tiene interés y no desea poner todo su empeño, no hay nada que el docente deba hacer en contra de la personalidad y voluntad de nuestro estudiante único protagonista de su propio aprendizaje.
ADECUACIÓN
Partiendo del sentido común, de la lógica y de nuestra propia experiencia docente
sabemos que las actividades de aprendizaje deben adecuarse a
El nivel de desarrollo del estudiante
La edad cronológica del estudiante
La edad mental del estudiante
La edad social del estudiante
La capacidad intelectual del estudiante
El nivel socio valorativo del estudiante
El estilo de aprendizaje del estudiante
Las características personales del estudiante
Las condiciones sociales del estudiante
Las características culturales del estudiante
Las habilidades del estudiante
Los problemas del estudiante
Las aptitudes del estudiante
El nivel de conocimientos del estudiante
El éxito de la practica docente depende de
un diagnostico acertado,
la habilidad del docente
al docente no le es posible dar una cabal educación personalizada a todos los estudiantes que la ley de racionalización exige
ASISTENCIA.-
Partiendo de los valores personales, de
la responsabilidad
el compromiso con el trabajo,
la reciprocidad con los honorarios que se reciben,
el compromiso con los altos ideales patrióticos
la identificación con las necesidades de sus estudiantes
el afecto por sus estudiantes
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común, de la lógica,
El docente asiste a todas sus clases y exige asistencia a sus estudiantes
El éxito del trabajo docente depende de la responsabilidad del estudiante y de sus padres.
AUTONOMÍA.
Partiendo de
los valores personales,
la responsabilidad con su trabajo,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común,
la lógica, el docente promueve
La libertad del estudiante
La autonomía del estudiante
La toma de decisiones del estudiante
La autoestima del estudiante
La seguridad del estudiante
Nuestro estudiante debe:
Resolver por sí mismo tareas ejercicios, asignaciones
Optar en asuntos controversiales
Hacer uso de su entendimiento
El éxito del trabajo docente depende de
la relación con su estudiante sea realmente democrática.
la edad social, el nivel socio valorativo, las características personales las condiciones sociales y las características culturales de nuestro estudiante, definidas en el PEI
BIENESTAR.-
Partiendo de
los valores personales,
la responsabilidad con el trabajo,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común,
la lógica,
el docente fomenta
La empatia
El respeto
La consideración por los demás
La reflexión
Su suma debe ser un clima afectivo agradable y beneficioso para el aprendizaje
el trabajo docente depende de la actitud del docente pero sobre todo de los valores del estudiante (que son contrarios a los valores expuestos)
CONSECUENCIA.-
Partiendo de
los valores personales,
la responsabilidad con su trabajo,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común,
la lógica,
el docente sostiene su labor en una vida coherente en lo privado y lo publico, por eso practica él lo que desea en sus estudiantes.
El docente enseña
Autoconocimiento
Aceptación de si mismo
Dominio de si mismo
Respeto por las normas
Respeto y consideración especialmente por los más débiles
Integración al grupo social, primero la familia y finalmente la nación y la humanidad
El trabajo docente depende de las características personales y culturales del estudiante, lo señalado no son –necesariamente- las características del entorno social de nuestro estudiante y el docente no puede pretender constituir -en su aula- un oasis.
COMPRENSION.- en todos los contenidos se va (como es lógico y del más elemental sentido común) de
Lo conocido a lo desconocido
Lo fácil a lo difícil
Lo cercano a lo lejano
Lo concreto a lo abstracto
el trabajo docente depende de la capacidad del docente para plantear y dirigir su clase y de las habilidades, los problemas y las aptitudes del estudiante.
CLIMA AFECTIVO.-
Partiendo de
los valores personales,
el sentido común, de la lógica,
la experiencia del docente,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
que el aprendizaje se logra si hay una buena relación entre el docente y los estudiantes,
El docente crea en el aula un ambiente de relajado y abierto
El trabajo docente depende de las condiciones personales y culturales de este docente y de las condiciones personales y culturales de los estudiantes. Conspira contra el trabajo docente la cultura autocrática chicha de los estudiantes, la relación conflictiva que existe en sus hogares y en el ambiente de su entorno, el periodo de adolescencia de los estudiantes y su rebeldía
EXIGENCIA.-
Partiendo de
los valores personales,
el sentido común,
la lógica,
la experiencia del docente,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
El docente les dirá a nuestros estudiantes lo que espera de ellos
Lo que el docente exige son las capacidades específicas que espera que sus estudiantes desarrollen,
El docente señala el porque, la razón o la causa de esta exigencia y el para que; el propósito o la finalidad,
El docente emplea el estimulo y la persuasión y es prudente en el como exigir.
El docente es constante y coherente en esta exigencia
El éxito del trabajo docente depende de saber manejar las relaciones con nuestros estudiantes
El éxito del trabajo docente depende de que la relación con su estudiante sea realmente democrática.
Depende también de la edad social, el nivel socio valorativo, las características personales las condiciones sociales y las características culturales de nuestro estudiante, definidas en el PEI
PUNTUALIDAD.- Partiendo de los valores personales, de
la responsabilidad
el compromiso con el trabajo,
la reciprocidad con los honorarios que se reciben,
el compromiso con los altos ideales patrióticos
la identificación con las necesidades de sus estudiantes
el afecto por sus estudiantes
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común, de la lógica,
El docente asiste puntualmente a todas sus clases y exige una asistencia puntual
a sus estudiantes
El éxito de la metodología del docente depende de las condiciones personales y culturales de los estudiantes.
Conspira contra el trabajo docente la cultura peruana de los estudiantes
5.- ORIENTACIONES METODOLÓGICAS ESPECÍFICAS
Este docente enseña tal como hubiese querido que le enseñaran a él. Este docente enseña para la comprensión, no para la repetición (lo mismo siente Lumbreras y algo parecido escribió en Los Orígenes de la Civilización en el Perú)
El éxito del trabajo depende de
la habilidad del docente para dirigirse al estudiante en la forma más sencilla posible,
de la comprensión del estudiante
de la comunicación con é estudiante
Sí el estudiante no comprende y no lo dice y el docente no se percata de ello, el trabajo habrá fracasado.
Depende también de la atención del estudiante y de su compromiso (no por aprobar) sino por aprender
A este docente no le interesan tanto los datos, ni los hechos, ni los héroes, (a pesar que confiesa su fascinación por las personas de algunos de ellos). A este docente (siguiendo la Escuela de los Anales) le importan los procesos y sus clases están más atestadas de interrogantes, más proveídas de dudas que de afirmaciones, más repletas de elementos por saber, por investigar que de hechos ciertos e indudables. Las seguridades religiosas, no forman parte de la práctica pedagógica de este docente. Este docente cree que ésta es la mejor manera de enseñar y encuentra reforzamiento en que los mejores estudiantes disfrutan de sus clases, -a veces- la mayoría las disfruta.
El éxito del trabajo del docente depende de la capacidad del docente para hacer sugerente su clase y del interés, la inquietud y la capacidad del estudiante para llegar a lo complejo
El trabajo del docente promueve que nuestros estudiantes hablen, participen, intervengan, manifiesten sus inquietudes y sobretodo pregunten, este docente valora de forma superlativa a los estudiantes que preguntan.
Para este docente preguntar es la forma más inteligente de hablar
Para este docente hacer una buena pregunta es la cosa más difícil que existe,
Para este docente no hay manera mejor de evaluar a nuestros estudiantes que a través de sus preguntas.
El docente puede verificar la existencia de un pensamiento (de un ser) vital, enérgico, imaginativo, profundo, despierto, luminoso a través de sus preguntas
Para este docente el mejor y más claro indicador de aprendizaje es la pregunta de nuestro estudiante (¡Ojalá preguntasen más estudiantes! ¡Ojalá preguntasen más los estudiantes! Los estudiantes que preguntan son demasiado, pero demasiado pocos)
Este docente no se cansa de insistir y tiene una energía descomunal para seguir estimulando, buscando, exigiendo, suplicando, ordenando, seduciendo, prometiendo, sobretodo originando, la pregunta de su estudiante. Frustración es todo lo que se ha obtenido, reveses porfiados, fracaso pandémico, ¿será que -este docente- no sabe hacer bien su trabajo? ¿El ingenio no habrá sido generoso con este docente? ¿Necesitará este docente - tal vez - la “capacitación” del pródigo ME? o ¿habrá otra causa?
El trabajo del docente valora de sobremanera la opinión de nuestros estudiantes, el docente busca conocerla en todo momento. El éxito del trabajo del docente depende de la autoestima y seguridad de nuestro estudiante
El trabajo del docente utiliza todos los conocimientos necesarios y pertinentes (los conocimientos más necesarios y más pertinentes son los conocimientos más básicos de los que vienen desprovistos nuestros estudiantes)
El trabajo del docente promueve un ambiente distendido de libertad y democracia (hasta ahora no se ha tenido éxito en lograrlo)
El trabajo del docente parte, vuelve y recurre frecuente y permanentemente a las experiencias de nuestros estudiantes para relacionarlas con los contenidos que se trabaja (la vida de nuestros estudiantes es modesta en experiencias aunque halla en muchos casos hechos dramáticos)
El trabajo del docente usa en enorme cantidad el análisis de términos (pero nada puede reemplazar el conocimiento que proviene de la práctica de la lectura)
El trabajo del docente usa de una enorme cantidad esquemas sencillos y (ojalá) sugerentes
El trabajo del docente plantea los contenidos de manera que nuestros estudiantes lleguen por inducción, deducción, inferencia, aproximación, relación, sinapsis, causalidad o casualidad al conocimiento (mayéutica y para que se corone nuestro debe hablar, hace falta para eso un encanto de sirena)
El trabajo del docente considera las diferencias de nuestros estudiantes (esta es la parte más difícil del trabajo)
El trabajo del docente promueve las actitudes sociales que favorecen la convivencia (hábitos y conductas democráticas)
Todo el trabajo docente esta limitado por los límites intelectuales del estudiante, por sus dificultades de aprendizaje, por la capacidad, la voluntad y el interés del estudiante existe un techo que el docente no puede traspasar. Nuestro estudiante tiene limitaciones, que se engendran en un ambiente de muy poco interés por el saber, por el aprender. El saber, el aprender, puede lograrse por muchos medios, uno de ellos es la lectura, pero para aprender todo sirve, lamentablemente los pocos programas de TV (por ejemplo) que son informativos aburren a nuestros estudiantes, a sus familias y las personas de nuestra comunidad. El mundo esta al revés. No es la lectura obligatoria lo que suscita el interés, es el interés el que busca desesperadamente la lectura. No es el programa de TV el que se hace interesante, es el deseo de saber el que hace interesante el programa. El interés por aprender hace más interesante la clase que un genio con tiza y un plan maravilloso.
El saber no da dinero, placer ni consumo. El saber causa sufrimiento (a decir de Vanidad de Vanidades) saber -a veces- es doloroso, duro, hay que sacrificar otras cosas, hay que dedicarle muchos años de lectura y las recompensas son espirituales o inexistentes. Se puede en Perú alcanzar títulos siendo muy deficiente intelectualmente, puede ganarse mucho dinero siendo muy deficiente intelectualmente
El estudiante es protagonista de su aprendizaje, el aprendizaje del estudiante es en su propio provecho, en el provecho de su familia y en el provecho de su país, el aprendizaje del estudiante depende del amor que tiene por si mismo, por su familia y por su país, el estudiante esta limitado por el poco amor que tiene por si mismo, por los problemas que tiene su familia y por su desamor con nuestro país
6.- METODOLOGÍA CONCRETA EN EL PEA, EN CLASE Y EN AULA.
Para quien haga supervisión ( ) la metodología concreta que da forma a las clases de este docente es como se describe a continuación. Existen dos formas bien definidas como este docente encara el PEA en clase.
6.1.- EXPOSICIÓN: CLASE MAGISTRAL Y PRÁCTICA
El docente no dicta nunca, los conceptos, datos, fechas, resúmenes de hechos, cronologías, líneas de tiempo, mapas, gráficos, organizadores visuales, etc. Son escritos en la pizarra para ser copiadas por los estudiantes, por lo tanto sí existen faltas de ortografía en los estudiantes, es debido a la mala ortografía del profesor o a la falta de atención de los estudiantes al transcribirlas.
El docente escribe, dibuja y grafica en la pizarra todos los contenidos y apoya las explicaciones verbales que hace con otros conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías. El docente da mucho uso a la pizarra y gasta en cada una de sus clases una cantidad enorme de tizas
El docente escribe en la pizarra siguiendo un orden que tiene como directores la división del plano de la pizarra en tres y a veces cuatro cajones, en los que se va escribiendo, graficando y dibujando de izquierda a derecha, yendo de cajón en cajón, borrando siempre -previa consulta con los estudiantes- el primer cajón utilizado,
El docente escribe en la pizarra los contenidos: conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías, etc. de la manera más simple, ahorrando términos, colocando los términos más sencillos y de uso más común. El docente no copia conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías, etc. de los textos, los construye a partir de su conocimiento del tema, de tal manera que puedan ser más fácilmente asimiladas por sus estudiantes, entrega el contenido a sus estudiantes semi-digerido, masticado, una estrategia que usan las aves para alimentar a sus crias.
El docente va colocando los conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías, etc. de acuerdo a una ruta de tal manera que el contenido siguiente se enlace con el anterior y con el posterior de acuerdo al contenido del tema que tiene su propio orden y su propia lógica.
El docente reescribe, convierte, transmuta todo concepto, fecha, dato, resumen de hechos, cronología, etc. (que escribió en la pizarra) en esquemas. Es este el inicio del trabajo. El docente pide entonces las preguntas de sus estudiantes, consulta a sus estudiantes si tienen alguna duda, algún comentario o alguna observación o corrección
En alguna aula, hay -a veces- un estudiante que expresa una duda o una pregunta pero en la experiencia faltan estudiantes que lo hagan, aunque lo deseen, aunque tengan dudas, aunque no sepan, aunque no entiendan.
Hacer uso de la palabra y preguntar es una acción atrevida que nuestros estudiantes no están dispuestos a arriesgar, hacer uso de la palabra equivale a decirle al docente y a sus compañeros “Yo existo y estoy presente”. Para darse a conocer nuestros estudiantes optan por otras acciones que dominan mejor y en las que se sienten más seguros y menos expuestos, hacer desorden por ejemplo.
El que nuestro estudiante no pregunte, por supuesto, responde en cada uno a causas muy personales, pero en general se puede inferir que existe timidez e inseguridad, falta de autoestima, temor a hacer uso de la palabra, falta de practica en hacerlo y responde así mismo a una falta de personalidad, de carácter, de autoestima, responde a una cultura heredada y asumida, a un autoritarismo encarnado, a un miedo sembrado y arraigado en ellos. Los adultos del Perú (incluidos una gran mayoría de docentes) también acostumbran a callar.
El que nuestro estudiante no pregunte revela, también, en algunos estudiantes desinterés por la clase, por el contenido y por el área.
El que nuestro estudiante no pregunte se explica en algunos por la ausencia completa de comprensión lectora o verbal, algunos estudiantes (más de lo que el docente considera demasiado) no han comprendido absolutamente nada de lo que le docente a dicho al mismo tiempo que lo ha escrito en la pizarra y entonces lo único que pueden hacer es levantar la mano y expresar “profesor no he entendido nada”. No se atreven a hacerlo. Si lo dijeran siempre hay una forma de hacer un contenido más fácil y luego hacerlo más fácil, y luego hacerlo más simple aún, y después todavía más simple, descomponiendo hasta el infinito (esto es posible siempre, pero requiere de un tiempo y una atención personal que el tiempo curricular, el programa curricular y el Ministerio no permite, con más de 35 estudiantes y a veces más de cuarenta)
Como se dijo los estudiantes no preguntan, y no preguntan -la mayoría de veces- por que no entienden, no preguntan por que no saben, desafiando toda lógica (o con una lógica distinta a la del docente), entonces el docente debe preguntar y eso hace.
El docente comienza preguntando por alguno de los términos que componen el concepto, las fechas, los datos, los resúmenes de hechos, los hechos, las cronologías, las líneas de tiempo, los mapas, los gráficos o los organizadores visuales.
El docente pregunta individualmente a sus estudiantes, como invariablemente el estudiante no es capaz de responder, el docente haciendo uso del sentido lógico explica de la manera más simple el termino, dando ejemplos si es necesario, haciendo nuevos esquemas si es necesario, completando o enriqueciendo el esquema siempre. Cuando se haya aclarado el término, se continúa preguntando por otro, se lo explica, y luego otro hasta terminar.
Después de concluido el análisis de rasgos gruesos y finos el docente busca aquello que -sin aparecer- está relacionado directamente (o a veces indirectamente) con el contenido e inquiere ¿Qué hubo antes, qué hubo después, qué hay más allá, quién hizo esto, por qué paso esto, qué consecuencias tuvo esto, qué pasaba en otros lugares en esta época, por qué ocurrió esto, por qué esto es así, por qué no es de otra manera, etc.
Si antes se inquirió por lo visible, ahora se pregunta por lo invisible, si antes las respuestas exigían conocimientos ahora requieren imaginación, sentido, común, sentido lógico, inferencia, deducción, inteligencia, ensayo y error, requieren a veces adivinar (en nuestros estudiantes siempre se requiere un poco el adivinar) se pregunta para que responda el razonamiento, las preguntas no buscan el saber, sino el pensar, (se les ha repetido esto a nuestros estudiantes infinidad de veces y hasta el cansancio) que la función del profesor es hacer pensar y el trabajo del estudiante no es copiar sino pensar, no se requieren tanto aquí los conocimientos previos, no son tan necesarios aquí los elementos de juicio, no hacen mucha falta aquí las lecturas previas, -todos están igualados-, se necesita sólo y únicamente el razonamiento.
En esta parte el docente puede lanzar una pregunta abierta (motivadora, sugestiva, seductora, causante de un desequilibrio cognitivo, en el discurso de los que se enteraron de ellas por el BM) y las respuestas espontáneas deben llegar.
El docente relaciona, amplia, detalla, profundiza, adorna, introduce otros elementos, para mantener la atención, utiliza casuística, anécdotas, bromea, busca el ingenio de los estudiantes, dialoga con ellos, el techo es el tiempo y la especialización, la profundidad y la complejidad hasta donde se pueda llegar con nuestros estudiantes.
Conspira contra esta parte del trabajo las dificultades de nuestros estudiantes que se manifiestan como la indisciplina de aquellos que hermanan su autoritarismo con su falta de perspectivas.
Este es el momento en que se definen con absoluta nitidez dos grupos. Los que disfrutan de la clase y nuestros estudiantes que se aburren o sufren con ella. Los que dan un salto cualitativo y comienzan a volar y nuestros estudiantes que añoran llenar de planas el cuaderno.
Éste es el momento que, los que no han dejado los hose alemanes, apelan al desorden para distraer al docente.
Ésta es la gran línea de división, hay quienes se sienten felices y con la ayuda del docente encuentran sus respuestas, y nuestro estudiantes que no pueden seguir la clase
En algunos de nuestros estudiantes el docente enciende el combustible seco y rompen la fuerza G, en los otros aparece el deseo de ser conducidos de regreso a casa por un anciano esclavo griego que ayuda su andar con un bastón duro. Aquí puede determinarse quienes serán aprobados, los que brillan y los que demuestran esfuerzo, los que resplandecen por su lucha.
En esta parte del trabajo el docente (realismo puro) no puede ir más allá de las condiciones de nuestros estudiantes y así como siente plenitud por algunos se siente preso por los otros de un sentimiento de futilidad y pesadumbre. Tal vez mejores maestros capacitados por el Ministro Chang, o -como quiere Martha Hildebrant, tan versada en quipus -otros profesionales, puedan lograr lo que éste no.
En el siguiente contenido o en siguiente concepto, dato, fecha, resumen de hechos, cronología, línea de tiempo, mapa, gráfico, o esquema puede repetirse el mismo procedimiento o seguir…
6.2.- LA SEGUNDA FORMA METODOLÓGICA.- de acuerdo a la naturaleza del contenido el docente comienza formulando una pregunta o escribiendo un termino en la pizarra y pidiendo a nuestros estudiantes que digan qué significa para ellos, qué les recuerda, qué idea les trae, qué les suscita, qué se les ocurre, qué entienden por eso, etc. y conforme sus estudiantes dan sus respuestas, a veces con la ayuda del docente, a veces sacadas a cucharitas, como no habría tenido paciencia Sócrates (no la tuvo); el docente va apuntando en la pizarra todas las repuestas. Se realiza luego (en ocasiones) un trabajo de depuración con la ayuda de los mismos estudiantes y el resultado se presenta en un esquema que puede ser trascrito por los estudiantes con la finalidad de recordar lo que se hizo.
Luego el docente o bien da su propio concepto, o bien ofrece los conceptos de otros -a veces estos conceptos son numerosos y deben ser escogidos por el docente y concluye pidiendo a sus estudiantes formular el suyo. Este procedimiento puede dar paso a la reflexión de su propia experiencia que debe haber concluido con un aprendizaje (le dicen hace poco) metacognición.
6.3.- OTRAS FORMAS METODOLÓGICAS.- De acuerdo al contenido el docente también emplea el trabajo grupal con una exposición final de los estudiantes que debe terminar en un debate (muy poco, por razones que no quiero explicar).
Se ha empleado mucho la exhibición de materiales audiovisuales y de video, pero esta práctica se ha mostrado absolutamente inefectiva por mejor que sea el material y más tiempo que haya tomado elaborar la ficha de observación que acompaña el video.
La mejor forma de concluir la exhibición de un video es un forum y/o debate pero dos razones poderosas lo dificultan, una el tiempo, dos la más importante, los estudiantes que no han prestado atención al video (son más de lo que se puede pensar) estos no solamente no pueden participar del forum o debate sino que su aburrimiento (ya mostrado en la sala) luchará por salir y el docente no puede -no puede- licenciar a esos estudiantes. Se sobrestima el valor pedagógico de ese material, y cualquiera puede equivocarse viendo los rostros de los estudiantes cuando se les dice que no habrá clase sino exhibición de un video (los más felices son los de más bajo rendimiento, esta es una buena ocasión para el “vicio”) este material sirve mucho, -y el docente los ve y los colecciona- pero sólo para el que tiene interés. Los videos pueden despertar el interés sólo en algunos pocos estudiantes, -aquí es donde se sobrestima su valor-; se ha dicho que un video es mejor que la clase de cualquier profesor y que el estudiante puede aprender más de un video que de una clase, este profesor se sonreiría levemente si el asunto no fuera tan grave por la agresión permanente contra el docente y por el pobre rendimiento de nuestros estudiantes. El material de video, como el material escrito en un libro debe sembrar dudas en el estudiante, dudas que el docente -a veces- puede dilucidar. Un caso aparte es la rigurosidad del material, -aquí también se sobrestima su valor- este docente objeta mucho del material, además, todo documental, todo video, todo material tiene una intención, -aunque sea hecho desde la corriente positivista- una idea de base, que debe reconocerse, así mismo todo material, tiene vacíos y hay otras perspectivas por conocer, eso deben hacer docente y estudiantes en el forum posterior, el problema es la participación.
LA TOMA DE APUNTES,- Este docente tuvo mucha fortuna como estudiante. La gran mayoría de sus profesores no llegaron a malos y se quedaron sólo en pésimos (aún en la universidad y aún en postgrado) pero tuvo la gran suerte de encontrarse en tercer grado de Secundaria con un profesor (no era profesor, era dentista) excelente. Ese maestro no tenía la didáctica de la escuela normal y su único referente era el modelo universitario. En su primera clase dijo, prepotente (tenia el desperfecto imperdonable de los dioses de la salud) ¡yo no dicto!, ¡yo no escribo en la pizarra!, ¡yo hablo!, si quieren (todos pueden) ustedes tomarán nota. Con sus sugerencias, este docente aprendió a tomar apuntes rápidamente, a decidir en un instante qué era importante y qué no para registrarlo, a usar signos y abreviaturas y lo más importante a tomar lapuntes de forma esquemática. Allí y con él, este docente adquirió las habilidades para seguir sus estudios y poder luego dirigir un PEA.
A este docente le gustaría seguir la práctica de este, su, maestro que -con todos sus borrones- es su modelo (hacer pensar al estudiante, por ejemplo) y hacer menos apuntes en la pizarra y más exposición (las enormes cantidades de tiza consumidas corroen a este docente) dialogar, debatir, pero las limitaciones de sus estudiantes no lo permiten, (mi maestro hace 32 años también se quejaba del rendimiento de sus estudiantes) y no puede hacerlo, aunque nada desearía más y no por su cuidar su capacidad física sino por que considera que este es el método arquetípico, (Sócrates, por no referirme a Chonski, lo avalaría) es el que hace crecer (en el aspecto personal, intelectual, emocional, etc.) tanto al maestro como al estudiante.
LA LECTURA.- La lectura es, en Historia, en geografía y en CCSS indispensable e insustituible, quien no lee no puede aprobar. Quien no comprende lectura (de acuerdo a la teoría y a la experiencia) no debe, ni puede iniciar el PEA
La lectura es anterior a la clase, se lee con anticipación el contenido que se desarrollará luego en clase y se reitera esta lectura es indispensable e insustituible, quien no lee no puede ser evaluado positivamente. Una lectura anterior reviste al estudiante de los elementos para aprovechar mejor la clase. Una lectura anterior permite al estudiante confrontar lo que sabe con lo que el profesor va a exponer. Una lectura anterior da algunos prerrequisitos. Una lectura anterior facilita la profundización del tema. Una lectura anterior evita que el docente ocupe su tiempo en repasar los aspectos básicos del tema por que son ya conocidos. Una lectura anterior da el ambiente propicio para el dialogo y el debate sobre los aspectos controversiales. Una lectura anterior revela interés y responsabilidad, facilita el aprendizaje, da seguridad, exige al docente, permite un mejor desarrollo de las actividades, facilita las tareas posteriores, es la mejor forma de contribuir con el trabajo del docente, es autodidacta, etc. La principal dificultad (insuperable) es la ausencia total de la lectura en nuestros estudiantes (ni antes ni después de la clase) y por eso muy pocos, poquísimos -y debo subrayarlo con el mayor énfasis posible- un número reducidísimo, realmente mínimo, de los estudiantes merece aprobar
El docente que programa en la conducción del PEA se orienta en base a principios didácticos, algunos de ellos -que constituyen desde una temprana época la base de toda su actividad pedagógica- son los siguientes
ACTIVIDAD.-
Partiendo de nuestra propia experiencia de aprendizaje sabemos
que el estudiante aprende como producto de su actividad,
que el aprendizaje es el resultado de alguna actividad
por eso el docente promueve actividades de aprendizaje,
por eso el docente en cada clase plantea actividades de aprendizaje
El éxito del trabajo docente depende de
la capacidad del docente para motivar y obtener
la mejor voluntad del estudiante,
su compromiso pleno del estudiante,
su entusiasmo del estudiante y
la actitud positiva del estudiante frente al trabajo.
El éxito de la práctica docente depende también de
que el docente genere actitudes efectivas y motivadoras
para ello no solamente hace falta creatividad e ingenio
sino la posibilidad de tener materiales y tiempo.
la mayor dificultad se encuentra en el estudiante.
Si el estudiante por sus condiciones personales no tiene interés y no desea poner todo su empeño, no hay nada que el docente deba hacer en contra de la personalidad y voluntad de nuestro estudiante único protagonista de su propio aprendizaje.
ADECUACIÓN
Partiendo del sentido común, de la lógica y de nuestra propia experiencia docente
sabemos que las actividades de aprendizaje deben adecuarse a
El nivel de desarrollo del estudiante
La edad cronológica del estudiante
La edad mental del estudiante
La edad social del estudiante
La capacidad intelectual del estudiante
El nivel socio valorativo del estudiante
El estilo de aprendizaje del estudiante
Las características personales del estudiante
Las condiciones sociales del estudiante
Las características culturales del estudiante
Las habilidades del estudiante
Los problemas del estudiante
Las aptitudes del estudiante
El nivel de conocimientos del estudiante
El éxito de la practica docente depende de
un diagnostico acertado,
la habilidad del docente
al docente no le es posible dar una cabal educación personalizada a todos los estudiantes que la ley de racionalización exige
ASISTENCIA.-
Partiendo de los valores personales, de
la responsabilidad
el compromiso con el trabajo,
la reciprocidad con los honorarios que se reciben,
el compromiso con los altos ideales patrióticos
la identificación con las necesidades de sus estudiantes
el afecto por sus estudiantes
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común, de la lógica,
El docente asiste a todas sus clases y exige asistencia a sus estudiantes
El éxito del trabajo docente depende de la responsabilidad del estudiante y de sus padres.
AUTONOMÍA.
Partiendo de
los valores personales,
la responsabilidad con su trabajo,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común,
la lógica, el docente promueve
La libertad del estudiante
La autonomía del estudiante
La toma de decisiones del estudiante
La autoestima del estudiante
La seguridad del estudiante
Nuestro estudiante debe:
Resolver por sí mismo tareas ejercicios, asignaciones
Optar en asuntos controversiales
Hacer uso de su entendimiento
El éxito del trabajo docente depende de
la relación con su estudiante sea realmente democrática.
la edad social, el nivel socio valorativo, las características personales las condiciones sociales y las características culturales de nuestro estudiante, definidas en el PEI
BIENESTAR.-
Partiendo de
los valores personales,
la responsabilidad con el trabajo,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común,
la lógica,
el docente fomenta
La empatia
El respeto
La consideración por los demás
La reflexión
Su suma debe ser un clima afectivo agradable y beneficioso para el aprendizaje
el trabajo docente depende de la actitud del docente pero sobre todo de los valores del estudiante (que son contrarios a los valores expuestos)
CONSECUENCIA.-
Partiendo de
los valores personales,
la responsabilidad con su trabajo,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común,
la lógica,
el docente sostiene su labor en una vida coherente en lo privado y lo publico, por eso practica él lo que desea en sus estudiantes.
El docente enseña
Autoconocimiento
Aceptación de si mismo
Dominio de si mismo
Respeto por las normas
Respeto y consideración especialmente por los más débiles
Integración al grupo social, primero la familia y finalmente la nación y la humanidad
El trabajo docente depende de las características personales y culturales del estudiante, lo señalado no son –necesariamente- las características del entorno social de nuestro estudiante y el docente no puede pretender constituir -en su aula- un oasis.
COMPRENSION.- en todos los contenidos se va (como es lógico y del más elemental sentido común) de
Lo conocido a lo desconocido
Lo fácil a lo difícil
Lo cercano a lo lejano
Lo concreto a lo abstracto
el trabajo docente depende de la capacidad del docente para plantear y dirigir su clase y de las habilidades, los problemas y las aptitudes del estudiante.
CLIMA AFECTIVO.-
Partiendo de
los valores personales,
el sentido común, de la lógica,
la experiencia del docente,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
que el aprendizaje se logra si hay una buena relación entre el docente y los estudiantes,
El docente crea en el aula un ambiente de relajado y abierto
El trabajo docente depende de las condiciones personales y culturales de este docente y de las condiciones personales y culturales de los estudiantes. Conspira contra el trabajo docente la cultura autocrática chicha de los estudiantes, la relación conflictiva que existe en sus hogares y en el ambiente de su entorno, el periodo de adolescencia de los estudiantes y su rebeldía
EXIGENCIA.-
Partiendo de
los valores personales,
el sentido común,
la lógica,
la experiencia del docente,
el compromiso de lograr los aprendizajes,
El docente les dirá a nuestros estudiantes lo que espera de ellos
Lo que el docente exige son las capacidades específicas que espera que sus estudiantes desarrollen,
El docente señala el porque, la razón o la causa de esta exigencia y el para que; el propósito o la finalidad,
El docente emplea el estimulo y la persuasión y es prudente en el como exigir.
El docente es constante y coherente en esta exigencia
El éxito del trabajo docente depende de saber manejar las relaciones con nuestros estudiantes
El éxito del trabajo docente depende de que la relación con su estudiante sea realmente democrática.
Depende también de la edad social, el nivel socio valorativo, las características personales las condiciones sociales y las características culturales de nuestro estudiante, definidas en el PEI
PUNTUALIDAD.- Partiendo de los valores personales, de
la responsabilidad
el compromiso con el trabajo,
la reciprocidad con los honorarios que se reciben,
el compromiso con los altos ideales patrióticos
la identificación con las necesidades de sus estudiantes
el afecto por sus estudiantes
el compromiso de lograr los aprendizajes,
el sentido común, de la lógica,
El docente asiste puntualmente a todas sus clases y exige una asistencia puntual
a sus estudiantes
El éxito de la metodología del docente depende de las condiciones personales y culturales de los estudiantes.
Conspira contra el trabajo docente la cultura peruana de los estudiantes
5.- ORIENTACIONES METODOLÓGICAS ESPECÍFICAS
Este docente enseña tal como hubiese querido que le enseñaran a él. Este docente enseña para la comprensión, no para la repetición (lo mismo siente Lumbreras y algo parecido escribió en Los Orígenes de la Civilización en el Perú)
El éxito del trabajo depende de
la habilidad del docente para dirigirse al estudiante en la forma más sencilla posible,
de la comprensión del estudiante
de la comunicación con é estudiante
Sí el estudiante no comprende y no lo dice y el docente no se percata de ello, el trabajo habrá fracasado.
Depende también de la atención del estudiante y de su compromiso (no por aprobar) sino por aprender
A este docente no le interesan tanto los datos, ni los hechos, ni los héroes, (a pesar que confiesa su fascinación por las personas de algunos de ellos). A este docente (siguiendo la Escuela de los Anales) le importan los procesos y sus clases están más atestadas de interrogantes, más proveídas de dudas que de afirmaciones, más repletas de elementos por saber, por investigar que de hechos ciertos e indudables. Las seguridades religiosas, no forman parte de la práctica pedagógica de este docente. Este docente cree que ésta es la mejor manera de enseñar y encuentra reforzamiento en que los mejores estudiantes disfrutan de sus clases, -a veces- la mayoría las disfruta.
El éxito del trabajo del docente depende de la capacidad del docente para hacer sugerente su clase y del interés, la inquietud y la capacidad del estudiante para llegar a lo complejo
El trabajo del docente promueve que nuestros estudiantes hablen, participen, intervengan, manifiesten sus inquietudes y sobretodo pregunten, este docente valora de forma superlativa a los estudiantes que preguntan.
Para este docente preguntar es la forma más inteligente de hablar
Para este docente hacer una buena pregunta es la cosa más difícil que existe,
Para este docente no hay manera mejor de evaluar a nuestros estudiantes que a través de sus preguntas.
El docente puede verificar la existencia de un pensamiento (de un ser) vital, enérgico, imaginativo, profundo, despierto, luminoso a través de sus preguntas
Para este docente el mejor y más claro indicador de aprendizaje es la pregunta de nuestro estudiante (¡Ojalá preguntasen más estudiantes! ¡Ojalá preguntasen más los estudiantes! Los estudiantes que preguntan son demasiado, pero demasiado pocos)
Este docente no se cansa de insistir y tiene una energía descomunal para seguir estimulando, buscando, exigiendo, suplicando, ordenando, seduciendo, prometiendo, sobretodo originando, la pregunta de su estudiante. Frustración es todo lo que se ha obtenido, reveses porfiados, fracaso pandémico, ¿será que -este docente- no sabe hacer bien su trabajo? ¿El ingenio no habrá sido generoso con este docente? ¿Necesitará este docente - tal vez - la “capacitación” del pródigo ME? o ¿habrá otra causa?
El trabajo del docente valora de sobremanera la opinión de nuestros estudiantes, el docente busca conocerla en todo momento. El éxito del trabajo del docente depende de la autoestima y seguridad de nuestro estudiante
El trabajo del docente utiliza todos los conocimientos necesarios y pertinentes (los conocimientos más necesarios y más pertinentes son los conocimientos más básicos de los que vienen desprovistos nuestros estudiantes)
El trabajo del docente promueve un ambiente distendido de libertad y democracia (hasta ahora no se ha tenido éxito en lograrlo)
El trabajo del docente parte, vuelve y recurre frecuente y permanentemente a las experiencias de nuestros estudiantes para relacionarlas con los contenidos que se trabaja (la vida de nuestros estudiantes es modesta en experiencias aunque halla en muchos casos hechos dramáticos)
El trabajo del docente usa en enorme cantidad el análisis de términos (pero nada puede reemplazar el conocimiento que proviene de la práctica de la lectura)
El trabajo del docente usa de una enorme cantidad esquemas sencillos y (ojalá) sugerentes
El trabajo del docente plantea los contenidos de manera que nuestros estudiantes lleguen por inducción, deducción, inferencia, aproximación, relación, sinapsis, causalidad o casualidad al conocimiento (mayéutica y para que se corone nuestro debe hablar, hace falta para eso un encanto de sirena)
El trabajo del docente considera las diferencias de nuestros estudiantes (esta es la parte más difícil del trabajo)
El trabajo del docente promueve las actitudes sociales que favorecen la convivencia (hábitos y conductas democráticas)
Todo el trabajo docente esta limitado por los límites intelectuales del estudiante, por sus dificultades de aprendizaje, por la capacidad, la voluntad y el interés del estudiante existe un techo que el docente no puede traspasar. Nuestro estudiante tiene limitaciones, que se engendran en un ambiente de muy poco interés por el saber, por el aprender. El saber, el aprender, puede lograrse por muchos medios, uno de ellos es la lectura, pero para aprender todo sirve, lamentablemente los pocos programas de TV (por ejemplo) que son informativos aburren a nuestros estudiantes, a sus familias y las personas de nuestra comunidad. El mundo esta al revés. No es la lectura obligatoria lo que suscita el interés, es el interés el que busca desesperadamente la lectura. No es el programa de TV el que se hace interesante, es el deseo de saber el que hace interesante el programa. El interés por aprender hace más interesante la clase que un genio con tiza y un plan maravilloso.
El saber no da dinero, placer ni consumo. El saber causa sufrimiento (a decir de Vanidad de Vanidades) saber -a veces- es doloroso, duro, hay que sacrificar otras cosas, hay que dedicarle muchos años de lectura y las recompensas son espirituales o inexistentes. Se puede en Perú alcanzar títulos siendo muy deficiente intelectualmente, puede ganarse mucho dinero siendo muy deficiente intelectualmente
El estudiante es protagonista de su aprendizaje, el aprendizaje del estudiante es en su propio provecho, en el provecho de su familia y en el provecho de su país, el aprendizaje del estudiante depende del amor que tiene por si mismo, por su familia y por su país, el estudiante esta limitado por el poco amor que tiene por si mismo, por los problemas que tiene su familia y por su desamor con nuestro país
6.- METODOLOGÍA CONCRETA EN EL PEA, EN CLASE Y EN AULA.
Para quien haga supervisión ( ) la metodología concreta que da forma a las clases de este docente es como se describe a continuación. Existen dos formas bien definidas como este docente encara el PEA en clase.
6.1.- EXPOSICIÓN: CLASE MAGISTRAL Y PRÁCTICA
El docente no dicta nunca, los conceptos, datos, fechas, resúmenes de hechos, cronologías, líneas de tiempo, mapas, gráficos, organizadores visuales, etc. Son escritos en la pizarra para ser copiadas por los estudiantes, por lo tanto sí existen faltas de ortografía en los estudiantes, es debido a la mala ortografía del profesor o a la falta de atención de los estudiantes al transcribirlas.
El docente escribe, dibuja y grafica en la pizarra todos los contenidos y apoya las explicaciones verbales que hace con otros conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías. El docente da mucho uso a la pizarra y gasta en cada una de sus clases una cantidad enorme de tizas
El docente escribe en la pizarra siguiendo un orden que tiene como directores la división del plano de la pizarra en tres y a veces cuatro cajones, en los que se va escribiendo, graficando y dibujando de izquierda a derecha, yendo de cajón en cajón, borrando siempre -previa consulta con los estudiantes- el primer cajón utilizado,
El docente escribe en la pizarra los contenidos: conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías, etc. de la manera más simple, ahorrando términos, colocando los términos más sencillos y de uso más común. El docente no copia conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías, etc. de los textos, los construye a partir de su conocimiento del tema, de tal manera que puedan ser más fácilmente asimiladas por sus estudiantes, entrega el contenido a sus estudiantes semi-digerido, masticado, una estrategia que usan las aves para alimentar a sus crias.
El docente va colocando los conceptos, fechas, datos, resúmenes de hechos, hechos, cronologías, etc. de acuerdo a una ruta de tal manera que el contenido siguiente se enlace con el anterior y con el posterior de acuerdo al contenido del tema que tiene su propio orden y su propia lógica.
El docente reescribe, convierte, transmuta todo concepto, fecha, dato, resumen de hechos, cronología, etc. (que escribió en la pizarra) en esquemas. Es este el inicio del trabajo. El docente pide entonces las preguntas de sus estudiantes, consulta a sus estudiantes si tienen alguna duda, algún comentario o alguna observación o corrección
En alguna aula, hay -a veces- un estudiante que expresa una duda o una pregunta pero en la experiencia faltan estudiantes que lo hagan, aunque lo deseen, aunque tengan dudas, aunque no sepan, aunque no entiendan.
Hacer uso de la palabra y preguntar es una acción atrevida que nuestros estudiantes no están dispuestos a arriesgar, hacer uso de la palabra equivale a decirle al docente y a sus compañeros “Yo existo y estoy presente”. Para darse a conocer nuestros estudiantes optan por otras acciones que dominan mejor y en las que se sienten más seguros y menos expuestos, hacer desorden por ejemplo.
El que nuestro estudiante no pregunte, por supuesto, responde en cada uno a causas muy personales, pero en general se puede inferir que existe timidez e inseguridad, falta de autoestima, temor a hacer uso de la palabra, falta de practica en hacerlo y responde así mismo a una falta de personalidad, de carácter, de autoestima, responde a una cultura heredada y asumida, a un autoritarismo encarnado, a un miedo sembrado y arraigado en ellos. Los adultos del Perú (incluidos una gran mayoría de docentes) también acostumbran a callar.
El que nuestro estudiante no pregunte revela, también, en algunos estudiantes desinterés por la clase, por el contenido y por el área.
El que nuestro estudiante no pregunte se explica en algunos por la ausencia completa de comprensión lectora o verbal, algunos estudiantes (más de lo que el docente considera demasiado) no han comprendido absolutamente nada de lo que le docente a dicho al mismo tiempo que lo ha escrito en la pizarra y entonces lo único que pueden hacer es levantar la mano y expresar “profesor no he entendido nada”. No se atreven a hacerlo. Si lo dijeran siempre hay una forma de hacer un contenido más fácil y luego hacerlo más fácil, y luego hacerlo más simple aún, y después todavía más simple, descomponiendo hasta el infinito (esto es posible siempre, pero requiere de un tiempo y una atención personal que el tiempo curricular, el programa curricular y el Ministerio no permite, con más de 35 estudiantes y a veces más de cuarenta)
Como se dijo los estudiantes no preguntan, y no preguntan -la mayoría de veces- por que no entienden, no preguntan por que no saben, desafiando toda lógica (o con una lógica distinta a la del docente), entonces el docente debe preguntar y eso hace.
El docente comienza preguntando por alguno de los términos que componen el concepto, las fechas, los datos, los resúmenes de hechos, los hechos, las cronologías, las líneas de tiempo, los mapas, los gráficos o los organizadores visuales.
El docente pregunta individualmente a sus estudiantes, como invariablemente el estudiante no es capaz de responder, el docente haciendo uso del sentido lógico explica de la manera más simple el termino, dando ejemplos si es necesario, haciendo nuevos esquemas si es necesario, completando o enriqueciendo el esquema siempre. Cuando se haya aclarado el término, se continúa preguntando por otro, se lo explica, y luego otro hasta terminar.
Después de concluido el análisis de rasgos gruesos y finos el docente busca aquello que -sin aparecer- está relacionado directamente (o a veces indirectamente) con el contenido e inquiere ¿Qué hubo antes, qué hubo después, qué hay más allá, quién hizo esto, por qué paso esto, qué consecuencias tuvo esto, qué pasaba en otros lugares en esta época, por qué ocurrió esto, por qué esto es así, por qué no es de otra manera, etc.
Si antes se inquirió por lo visible, ahora se pregunta por lo invisible, si antes las respuestas exigían conocimientos ahora requieren imaginación, sentido, común, sentido lógico, inferencia, deducción, inteligencia, ensayo y error, requieren a veces adivinar (en nuestros estudiantes siempre se requiere un poco el adivinar) se pregunta para que responda el razonamiento, las preguntas no buscan el saber, sino el pensar, (se les ha repetido esto a nuestros estudiantes infinidad de veces y hasta el cansancio) que la función del profesor es hacer pensar y el trabajo del estudiante no es copiar sino pensar, no se requieren tanto aquí los conocimientos previos, no son tan necesarios aquí los elementos de juicio, no hacen mucha falta aquí las lecturas previas, -todos están igualados-, se necesita sólo y únicamente el razonamiento.
En esta parte el docente puede lanzar una pregunta abierta (motivadora, sugestiva, seductora, causante de un desequilibrio cognitivo, en el discurso de los que se enteraron de ellas por el BM) y las respuestas espontáneas deben llegar.
El docente relaciona, amplia, detalla, profundiza, adorna, introduce otros elementos, para mantener la atención, utiliza casuística, anécdotas, bromea, busca el ingenio de los estudiantes, dialoga con ellos, el techo es el tiempo y la especialización, la profundidad y la complejidad hasta donde se pueda llegar con nuestros estudiantes.
Conspira contra esta parte del trabajo las dificultades de nuestros estudiantes que se manifiestan como la indisciplina de aquellos que hermanan su autoritarismo con su falta de perspectivas.
Este es el momento en que se definen con absoluta nitidez dos grupos. Los que disfrutan de la clase y nuestros estudiantes que se aburren o sufren con ella. Los que dan un salto cualitativo y comienzan a volar y nuestros estudiantes que añoran llenar de planas el cuaderno.
Éste es el momento que, los que no han dejado los hose alemanes, apelan al desorden para distraer al docente.
Ésta es la gran línea de división, hay quienes se sienten felices y con la ayuda del docente encuentran sus respuestas, y nuestro estudiantes que no pueden seguir la clase
En algunos de nuestros estudiantes el docente enciende el combustible seco y rompen la fuerza G, en los otros aparece el deseo de ser conducidos de regreso a casa por un anciano esclavo griego que ayuda su andar con un bastón duro. Aquí puede determinarse quienes serán aprobados, los que brillan y los que demuestran esfuerzo, los que resplandecen por su lucha.
En esta parte del trabajo el docente (realismo puro) no puede ir más allá de las condiciones de nuestros estudiantes y así como siente plenitud por algunos se siente preso por los otros de un sentimiento de futilidad y pesadumbre. Tal vez mejores maestros capacitados por el Ministro Chang, o -como quiere Martha Hildebrant, tan versada en quipus -otros profesionales, puedan lograr lo que éste no.
En el siguiente contenido o en siguiente concepto, dato, fecha, resumen de hechos, cronología, línea de tiempo, mapa, gráfico, o esquema puede repetirse el mismo procedimiento o seguir…
6.2.- LA SEGUNDA FORMA METODOLÓGICA.- de acuerdo a la naturaleza del contenido el docente comienza formulando una pregunta o escribiendo un termino en la pizarra y pidiendo a nuestros estudiantes que digan qué significa para ellos, qué les recuerda, qué idea les trae, qué les suscita, qué se les ocurre, qué entienden por eso, etc. y conforme sus estudiantes dan sus respuestas, a veces con la ayuda del docente, a veces sacadas a cucharitas, como no habría tenido paciencia Sócrates (no la tuvo); el docente va apuntando en la pizarra todas las repuestas. Se realiza luego (en ocasiones) un trabajo de depuración con la ayuda de los mismos estudiantes y el resultado se presenta en un esquema que puede ser trascrito por los estudiantes con la finalidad de recordar lo que se hizo.
Luego el docente o bien da su propio concepto, o bien ofrece los conceptos de otros -a veces estos conceptos son numerosos y deben ser escogidos por el docente y concluye pidiendo a sus estudiantes formular el suyo. Este procedimiento puede dar paso a la reflexión de su propia experiencia que debe haber concluido con un aprendizaje (le dicen hace poco) metacognición.
6.3.- OTRAS FORMAS METODOLÓGICAS.- De acuerdo al contenido el docente también emplea el trabajo grupal con una exposición final de los estudiantes que debe terminar en un debate (muy poco, por razones que no quiero explicar).
Se ha empleado mucho la exhibición de materiales audiovisuales y de video, pero esta práctica se ha mostrado absolutamente inefectiva por mejor que sea el material y más tiempo que haya tomado elaborar la ficha de observación que acompaña el video.
La mejor forma de concluir la exhibición de un video es un forum y/o debate pero dos razones poderosas lo dificultan, una el tiempo, dos la más importante, los estudiantes que no han prestado atención al video (son más de lo que se puede pensar) estos no solamente no pueden participar del forum o debate sino que su aburrimiento (ya mostrado en la sala) luchará por salir y el docente no puede -no puede- licenciar a esos estudiantes. Se sobrestima el valor pedagógico de ese material, y cualquiera puede equivocarse viendo los rostros de los estudiantes cuando se les dice que no habrá clase sino exhibición de un video (los más felices son los de más bajo rendimiento, esta es una buena ocasión para el “vicio”) este material sirve mucho, -y el docente los ve y los colecciona- pero sólo para el que tiene interés. Los videos pueden despertar el interés sólo en algunos pocos estudiantes, -aquí es donde se sobrestima su valor-; se ha dicho que un video es mejor que la clase de cualquier profesor y que el estudiante puede aprender más de un video que de una clase, este profesor se sonreiría levemente si el asunto no fuera tan grave por la agresión permanente contra el docente y por el pobre rendimiento de nuestros estudiantes. El material de video, como el material escrito en un libro debe sembrar dudas en el estudiante, dudas que el docente -a veces- puede dilucidar. Un caso aparte es la rigurosidad del material, -aquí también se sobrestima su valor- este docente objeta mucho del material, además, todo documental, todo video, todo material tiene una intención, -aunque sea hecho desde la corriente positivista- una idea de base, que debe reconocerse, así mismo todo material, tiene vacíos y hay otras perspectivas por conocer, eso deben hacer docente y estudiantes en el forum posterior, el problema es la participación.
LA TOMA DE APUNTES,- Este docente tuvo mucha fortuna como estudiante. La gran mayoría de sus profesores no llegaron a malos y se quedaron sólo en pésimos (aún en la universidad y aún en postgrado) pero tuvo la gran suerte de encontrarse en tercer grado de Secundaria con un profesor (no era profesor, era dentista) excelente. Ese maestro no tenía la didáctica de la escuela normal y su único referente era el modelo universitario. En su primera clase dijo, prepotente (tenia el desperfecto imperdonable de los dioses de la salud) ¡yo no dicto!, ¡yo no escribo en la pizarra!, ¡yo hablo!, si quieren (todos pueden) ustedes tomarán nota. Con sus sugerencias, este docente aprendió a tomar apuntes rápidamente, a decidir en un instante qué era importante y qué no para registrarlo, a usar signos y abreviaturas y lo más importante a tomar lapuntes de forma esquemática. Allí y con él, este docente adquirió las habilidades para seguir sus estudios y poder luego dirigir un PEA.
A este docente le gustaría seguir la práctica de este, su, maestro que -con todos sus borrones- es su modelo (hacer pensar al estudiante, por ejemplo) y hacer menos apuntes en la pizarra y más exposición (las enormes cantidades de tiza consumidas corroen a este docente) dialogar, debatir, pero las limitaciones de sus estudiantes no lo permiten, (mi maestro hace 32 años también se quejaba del rendimiento de sus estudiantes) y no puede hacerlo, aunque nada desearía más y no por su cuidar su capacidad física sino por que considera que este es el método arquetípico, (Sócrates, por no referirme a Chonski, lo avalaría) es el que hace crecer (en el aspecto personal, intelectual, emocional, etc.) tanto al maestro como al estudiante.
LA LECTURA.- La lectura es, en Historia, en geografía y en CCSS indispensable e insustituible, quien no lee no puede aprobar. Quien no comprende lectura (de acuerdo a la teoría y a la experiencia) no debe, ni puede iniciar el PEA
La lectura es anterior a la clase, se lee con anticipación el contenido que se desarrollará luego en clase y se reitera esta lectura es indispensable e insustituible, quien no lee no puede ser evaluado positivamente. Una lectura anterior reviste al estudiante de los elementos para aprovechar mejor la clase. Una lectura anterior permite al estudiante confrontar lo que sabe con lo que el profesor va a exponer. Una lectura anterior da algunos prerrequisitos. Una lectura anterior facilita la profundización del tema. Una lectura anterior evita que el docente ocupe su tiempo en repasar los aspectos básicos del tema por que son ya conocidos. Una lectura anterior da el ambiente propicio para el dialogo y el debate sobre los aspectos controversiales. Una lectura anterior revela interés y responsabilidad, facilita el aprendizaje, da seguridad, exige al docente, permite un mejor desarrollo de las actividades, facilita las tareas posteriores, es la mejor forma de contribuir con el trabajo del docente, es autodidacta, etc. La principal dificultad (insuperable) es la ausencia total de la lectura en nuestros estudiantes (ni antes ni después de la clase) y por eso muy pocos, poquísimos -y debo subrayarlo con el mayor énfasis posible- un número reducidísimo, realmente mínimo, de los estudiantes merece aprobar
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